(...) Se había basado en lo que veía que hacían en las películas y series.
—¿Te metes en problemas? — Teniendo en cuenta que el conocimiento que tenia de Airi era mínimo, le resultaba extraño saber que una chica que consideraba tan linda pudiera estar involucrada en alguna actividad que implique regaños por parte de su madre. — Oye, Airi. ¿Tienes algo en común con Mikey y Draken? — la verdad es que aun le resultaba extraño que ese par se amistara con alguien, no se diga una chica, que no estuviera involucrada en peleas y cosas de delincuentes. — ¡Ah! Pero no me lo tomes a mal. Sólo es curiosidad, si no quieres responder eso… esta bien. — decía apenada; dándose cuenta un poco tarde que su comentario podría adentrarse en la privacidad de su amiga.

Ser atendida le resultaba extraño. Ver a Airi preparar el futón y acomodar su habitación y no ayudarla sí que le resultó difícil. Estaba a nada de levantarse y hacerlo ella, pero el estar en casa ajena la detenía. Era su primera pijamada y no quería hacer enojar a su nueva amiga, quien sólo estaba siendo educada y buena con ella. No le quedó más que permanecer en su lugar y ver con atención los movimientos de la azabache, esperando que esta termine pronto. — Sí, ¡colócalo junto a tu cama! Así podremos platicar mucho en la noche, ¿No? ¡Ah! Traje unas papitas para después, están dentro de mis cosas. ¡espera! ¿Debí hacer eso? — comentó frustrada, casi apenada por no saber exactamente que debía haber hecho. (...)

—Desdobló el futón sin cuidado, pues todo lo que Airi hacía se veía brusco, y lejos de verse grácil, a comparación de Emma, pero pocas veces había estado tan contenta en su vida estudiantil, ¡y ni siquiera iban a la misma escuela!—

Haaaaai, ka-chan es la mejor. Es consideraba, amable, buena, y siempre me tiene paciencia. Sin importar los problemas en los que me meta, siempre me recibe con una sonrisa... —reflexionó en voz alta, con los ojos fijos en lo que hacía, y se pronto se sintió muy afortunada por que, al menos, tenía una madre que la amaba y la cuidaba, a pesar de que su familia era bastante disfuncional.— Ah, gomen, me desconcentré un poco... ¡Pero estoy segura que te gustará mucho su comida!

—Se sonrojó como la chiquilla que era cuando Emma aduló su buen gusto, y los nervios la traicionaron, pues se llevó una mano hacia su mejilla, la cual se rascó con nerviosismo, pero ante la sugerencia de la rubia de ayudarle a limpiar, la azabache se exaltó, y recogió todo con torpeza, aventándolo dentro de su closet; ya limpiaría después.—

Iiyo, Emma-chan! Los invitados jamás deben de ayudar en las labores del hogar. —dijo decidida, dejando todo el desastre detrás de ella, oculto en su closet, y entonces pareció recordar algo.— Ah, ¡es verdad! Debo poner el futón para esta noche, ¿está bien si lo pongo junto a mi cama? Así podemos platicar hasta quedarnos dormidas.

—Con una sonrisa de oreja a oreja, y mientras esperaba la respuesta de la rubia, la adolescente corrió hacia su cama, abrió un cajón, y sacó en un sólo movimiento el bien doblado futón.— Por supuesto que tú dormirás en la cama, ¡mamá puso unas sábanas nuevas sólo para ti!

Río al recordar las ocasiones en que ha regañado a su hermano mayor por ensuciar la casa. Era cómo cuidar a un niño pequeño. Obviamente Emma se molestaba, pero su hermano siempre terminaba disculpándose de un modo u otro. Finalmente tomó asiento dónde le habían indicado, y volvió a observar maravillada todo lo que la rodeaba.
—Ya quiero probar la comida de tu mamá. Se ve que ella es muy buena y que te cuida mucho, ¿No? —
Esa había sido la primera impresión que aquella mujer había dejado en la rubia. Todo parecía indicarle que era una familia tranquila y normal.

Siguió observando los detalles que tenia Airi en el cuarto, poco le había prestado atención a si estaba desordenado o no. Las chicas en su escuela suelen evitarla, tanto por su apariencia y por su hermano, claro… Pero eso no hacía que Emma no anhelara vivir esas típicas experiencias de la adolescencia. No podía decir que no tenia amigos, estaban Baji, Draken, y hasta Hina-chan, pero, aunque fuera ella su primer amiga mujer, jamás había ido a su casa. Era toda una novedad sin duda.
—No sólo tienes buen gusto para vestir, también para decorar. Y no te preocupes, no me molestaría ayudarte a limpiar. Siempre lo hago yo en mi casa. Mikey siempre esta dejando sus cosas por todos lados. —

levantó del suelo un panda de peluche, y lo puso con cuidado sobre sus almohadas. En seguida regresó a sentarse frente a Emma.—

Te ofrecería algún dulce o fruta, pero la cena no tarda en estar lista, ¡y tenemos que comer todo lo que oka-san hizo para nosotras! —exclamó con animosidad, y dejó caer su cara sobre las palmas de sus manos, mientras le sonreía alegre, mostrándole hasta los dientes.— Gracias por venir, Emma-chan. ¡Apuesto a que tu habitación es preciosa! —dijo, y su mente comenzó a divagar, tratando de imaginar un cuarto tan femenino como le parecía Emma. Entonces pensó en Manjiro, y trató de imaginar el cuarto de él, haciendo un puchero de disgusto, ¡seguía sin poder creer que aquellos dos fueran hermanos!—

—La reacción de la rubia sólo la hizo sonrojarse; después de todo, era la primera vez que una amiga entraba a su habitación. Incluso cuando tuvo amigas en la secundaria, jamás invitó a ninguna a su cada; había sido muy recelosa con su vida familiar y privada fuera de la escuela. Así que esta experiencia era absolutamente nueva para ella.

Tomó las cosas de Emma, y las puso al pie de su cama, quitándoselas de la mano sin intención de ser brusca, pero quizá era naturalmente así. Sus ojos cayeron entonces sobre la basura que yacía sobre la mesita al centro de la habitación, y con celeridad la recogió, haciéndola bolita y llevándola ágilmente hasta el botecito de basura cerca del escritorio.—

Ah, gomen, olvidé subir a ordernar mi habitación.... —se disculpó con una risilla nerviosa, y rápidamente comenzó a recoger los CD's y los mangas que había estado usando antes de ayudar con la cena. Mientras lo hacía, le indicaba a Emma se sentara, y cuando hubo recogido sus cosas,

(...) Cuando al fin pudo vislumbrar el interior de aquella habitación, quedo en silencio por unos momentos. No era exactamente cómo lo imagino, pero sin duda era una habitación que representaba a la azabache muy bien.
—¡Que bonito! Tu cuarto es genial, Airi. ¿El lila es tu color favorito? Lo tendré en cuenta. — Entró al lugar y comenzó a inspeccionar lo que podía. Admiraba el buen gusto que tenia la chica no sólo para vestir, pero parece que también para la decoración. ¿Acaso sería influencia de trabajar en una florería? Se llegó a cuestionar.

—¡Gracias por recibirme! — decía tanto entusiasmada, cómo nerviosa mientras realizaba una rápida reverencia mientras trataba de ponerse aquellas sandalias. ¡Que recibimiento tan cálido! La madre de Airi parecía ser una mujer muy agradable, le hizo sentirse ya en casa. — Sí, me gusta la soba, no se preocupe. No debio tomarse tanta molestia— respondió levemente apenada, no estaba acostumbrada a que alguien más cocinara para ella desde hace bastante.
Cuando Airi le indicó de ir a su habitación, no dudo ni un segundo en seguirla. Era sin duda una incógnita para Emma. Por la apariencia y lo poco que había tratado con su nueva amiga, imaginaba que su cuarto sería bastante genial.
(...)