Mattaku… ¡Eres un cabeza dura! —le acusó, y su ceño se frunció, como de costumbre.— Manjiro-Jiro-ma, baka! ¿Ahora entiendes? —explicó, malhumorada, abrazando bien al felino.—

— No te burles de mi nombre— No lo ha pillado aún, ese juego de palabras le daba una sensación extraña pero más que eso estaba concentrado en la envidia que sentía.

Él fue alérgico primero.— le sacó la lengua, defendiendo al felino.— ¿Te parece raro? ¿Tan raro como Manjiro? —dijo con cierta malicia, acunando al mínimo entre sus brazos.—

— Jiro-ma. ¿No es un nombre raro?— Observó como el felino empezaba a quedarse dormido y sintió una real envidia. — También soy alérgico a él— Infló una de sus mejillas.

—No pudo evitar soltar una risotada jubilosa y natural al ver dicha escena, entonces abrazo al gato contra su pecho.— Jiro-ma. Se llama Jiro-ma, y quizá es alérgico a ti, ¡mira lo que le ocasionaste!

Ambos estornudaron luego de ese contacto, Manjiro se separó y frotó su nariz, al tiempo que el gato sobó su patita sobre su propia nariz.

— ¿Cómo se llama?—

Tsk! Oi, la negación es fútil; no se puede negar lo que es. —pegó la nariz del gato a la de Manjiro, de forma insistente.— Mitte-mitte!

— Hmmm...— Acercó su rostro al del felino y para la vista de otros parecía como si se contemplará a un espejo. — No lo sé ... —

—Tanto el gato como ella, voltearon al unísono a ver al rubio maullador.— Lo veo y no lo creo… —estiró algato en dirección al rubio.— Mitte-mitte! Encontramos a tu gemelo felino. —el gato maulló con la misma pereza con la que Mikey lo había hecho.—

— Meaw— (?)