—Manjiro… Manjiro... — murmuró tras haber escuchado la historia de la azabache. Le llamaba demasiado la atención que llamara así a Mikey. Vaya, que, hasta ella, que era su hermana, le decía por aquel apodo al rubio. — ¡Vaya! Ese par sí que llegan de maneras inesperadas, ¿No? — comentó Emma con total naturalidad, finalmente apartando la vista de aquel menú, posando su vista en la contraría. — Son unos tontos, pero son muy nobles. Mikey puede ser fastidioso a veces, pero no lo hace con mala intención... La mayoría de las veces. — río ante su propio comentario. Sentía que había sonado a una mamá dando excusas por su hijo malcriado.

|| Perdón por tan poco. u u

aunque jamás lo habían dicho como tal. Sacudió la cabeza, otra vez se estaba desviando del relato.—

Y a Manjiro... Bueno, eso fue aún más extraño.— su ceño se frunció, recordando el primer encuentro.— Lo conocí también en el parque, y se portó como todo un bicho raro. Después me di cuenta de que Manjiro era el Mikey del que BoKen tanto hablaba. —dijo, y una risilla se le escapó, pensando en las coincidencias de sus encuentros con ambos rubios.— Shibuya puede ser muy pequeño, ¿no crees?

—Se excusó la adolescente, y una sensación extraña le invadía el pecho, pues el saber ahora sobre la situación familiar de los hermanos le hacía tener una empatía que no creía ser capaz de sentir. Pero tenía qué dejar de pensar en ello, no podía hacer sentir incómoda a Emma, después de que ella se había abierto tanto con ella, por eso la pregunta que hizo la rubia la espabiló, y sonrió de nuevo.—

Ah, bueno... Fueron una serie de casualidades.— dijo, dejando el menú de lado, se sentó al borde de su silla, recargada sobre la mesa, y se acercó a Emma.— A Draken lo conocí en el parque, me vio golpeando a un idiota... —confesó con cierta timidez, pero en seguida prosiguió con su relato.—Solía encontrármelo mucho en aquel parque, poco a poco comenzamos a hablar más, y entonces mi madre le ofreció un trabajo en la florería. Desde entonces nos hicimos amigos, o algo así.... Supongo que a los dos nos cuesta aceptarlo. —meditó un poco, pues daba por sentado que eran amigos,

—Tragó saliva ante el pensamiento de ver a Manjiro en una reunión, tomando su lugar como líder de la ToMan, y un escalofrío le recorrió la espalda; definitivamente era algo que no quería volver a presenciar al saber bien cómo iban ese tipo de reuniones, pero tampoco quería desalentar a Emma.—

Ah, hai... Quizá en la próxima.— dijo casi con timidez, pero lo hizo por que la solemnidad la embargó al escuchar que eran sólo ellos tres, y que habían tenido un hermano que había fallecido. Estuvo a punto de llevarse una mano a los labios, apreció entender algo de pronto... Eso explicaba por qué Mikey parecía tan defensivo y hostil cuando se trataba de su motocicleta, y recordó el incidente que habían tenido después de salir de aquel hospital en la noche. La culpa de entender cómo lo había lastimado le llegó de pronto, y tragó saliva con pesadez.— Souka... Gomen, Emma, no era mi intención ser tan entrometida. Lamento mucho lo de su hermano...

(...) Sonrió, de aquella manera tan familiar, mientras recuerdos del primer encuentro entre hermanos pasaban por su mente. Se percato entonces que en la mesa se encontraba un menú del local, el cual tomó y comenzó a examinar emocionada. Todo le parecía delicioso, sería difícil elegir que ordenar.
—¿Y cómo conociste a Mikey y Draken? —
Mantenía su vista atenta al menú, aun intentando tomar una decisión mientras continuaba con aquella extraña conversación del modo más casual posible. No era cómo si le restara importancia a Airi, su curiosidad era sincera. Después de todo, las otras chicas que conoció que se involucraban con la ToMan eran los novios de los miembros, pero muchas sólo estaban ahi por ''la adrenalina'' de salir con un pandillero.

—Un día deberías ir a una reunión, te sorprendería ver lo distinto que es Mikey cómo líder. Asi no me aburriría tanto también. Y sí, somos nosotros tres. Tenemos un hermano mayor, pero… Bueno el falleció. —
Era extraño, aunque recién conocía a Airi, se sentía con la confianza de darle detalles tan personales cómo este. Tal vez sería por la conexión que compartían gracias a Mikey, o una química natural entre ambas. Claro, aun le dolía la perdida de su hermano mayor, eso sí, cada día un poco menos. Aunque lo que siempre tenia presente es que a su hermano le había dolido aun más la perdida del mayor.
—¡AH! Pero no creas que te digo esto para que le perdones a Mikey sus groserías. Si te hace enojar, defiéndete. A veces puede llevar muy al extremo sus bromitas tontas. Cuando recién lo conocí me cayó un poco mal. Pero se pasó pronto. —
(...)

Nunca lo había visto al frente de la ToMan, sabía bien que era el líder, pero no podía imaginárselo; y lo cierto era que tampoco quería, pues se esforzaba por permanecer lejos de ese mundo, ¿por qué cada vez parecía que se sumergía y se involucraba más? Tuvo que negar con la cabeza para espabilarse.—

¿Ah? Entonces... ¿Son sólo tú, Mikey, y su abuelo? —cuestionó sorprendida, lo cierto era que jamás se había preguntado sobre la vida familiar de Manjiro; sabía de Emma, pero nunca intentó indagar más.—

—La carcajada de la rubia se le contagió, y su reverencia se deshizo cuando de un salto se incorporó, para entrar con Emma al café, siguiéndola. No dejaba de sonreír, pues el júbilo de su nueva amiga le parecía absolutamente refrescante.—

Desho? ¡Yo también, Emma! Los hombres llegan a ser demasiado brutos. —se quejó, negando con la cabeza, y encogiéndose de hombros. Avanzó junto con Emma, y se sentó frente a ella, justo en la mesa que estaba frente a la enorme ventana que daba al frente. Bajó sus bolsas, y trató de ponerlas donde no estorbaran, pero escuchaba atenta a la rubia, pensando en cada palabra que ella decía, y meditando sobre lo que le compartía. No se dio cuenta cuando puso su rostro sobre las palmas de sus manos, mirándola expectante, y tanto sus ojos como sus labios se abrieron ante la última declaración que Emma hizo sobre Mikey.

(...) Casi sin pensar, la rubia apresuro sus pasos, tomando asiento en una mesa junto a la ventana del lugar. Eres demasiado fácil ver la ilusión en el rostro de Emma, quien no dejaba de mirar en todos lados, inclusive saco su celular para tomar una foto al local.
—¿Sabes, Airi? Mikey puede ser un tanto infantil, pero ¿Ya lo has visto en las reuniones con la ToMan? Es cómo si fuera otra persona. No es el mismo Mikey que tengo en casa, y estoy casi segura que el mío no se parece mucho al que tu conoces. —
Había algo en las palabras de Emma, cómo si quisiera aclarar la posible imagen que creía que la azabache tenia acerca de su hermano. Y es que, para la chica ya era natural ver las dos facetas del rubio, tan opuestas una de otra, y también la actitud que tomaba con sus amigos fuera de las reuniones.

—¡Oh! Pero no creas que me molesta cuidarlo, además no es sólo él. También esta el abuelo. Ya es un hombre grande así que no puedo dejar que haga todo por nosotros. —
Y era esa la familiar de estos hermanos: carecían de figuras paternas más allá de lo que es su abuelo y, en algún momento, su hermano mayor Shinichiro. Emma, sobre todo, habría tenido que madurar mucho y demasiado rápido, pero tuvo la suerte de contar con el apoyo de Mikey.
—¡Estoy feliz que quieras ser mi amiga, Airi! Estar rodeada de hombres casi todo el tiempo es un fastidio a veces. —
Soltó una carcajada al verla realizar aquellos gestos exagerados, mientras ingresaba al local. Una vez dentro observo maravillada el ambiente. Bueno, y no sólo era la decoración del lugar lo que la tenia encantada, pero también el ir con una nueva amiga a conocer un nuevo lugar.
(...)