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花火フラワーショップへようこそ!
 
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Reposó el brazo sobre la silla al mismo tiempo que apartaba la mirada, ya podía hacerse una idea de lo que le esperaba en el rostro de Airi, ya hasta había desarrollado una especie de habilidad para predecir cuando está molesta, sabe de sobra lo rencorosa que puede llegar a ser.

— Estaré aquí antes de esa hora. — Respondió observando fijamente a la señora, manteniendo una expresión seria, aunque recientemente haya alardeado un poco para tomarle el pelo a Airi, tenía toda la intención de tomarse muy en serio su trabajo, como con cualquier otra cosa en su vida, daría lo mejor de sí para hacerlo bien.

— Parece que tienen mucho trabajo que hacer. — Comentó alternando la mirada entre ambas para detenerla en Airi por un breve instante. — Será mejor que me vaya, las veré mañana, gracias por la comida. — Se despidió alzando la mano y entonces se dirigió a la salida, la cual ya sabía en donde estaba, por lo cual no debería ser un problema.
AiriSato · 18-21, F
La adolescente gruñó ante la desfachatez del rubio, pero la cordialidad de su madre pareció prevenirla de decir o hacer algo más. Y mientras ellos discutían los por menores del nuevo trabajo del rubio, Airi se cruzó de brazos y les miraba con los labios fruncidos.

—"Es perfecto, Ken-kun, entonces te veré mañana a las 7:30 am."— sonrió la señora Sato.— "Aunque, en algo tiene razón Airi; le costó trabajo aprenderlo, pero trabajar en una florería resulta que es todo un arte."— le concedió a su hija, mirándole de reojo, pero sin intentar reprender Draken. Airi aprovechó ese momento para sonreír con cierta satisfacción, y sacarle la lengua al pandillero.

—"Ah, pero mira la hora que es, y aún no he terminado de arreglar un pedido grande."— se agitó la mayor súbitamente, mirando su reloj.— Está bien, mamá, ve a terminar tu pedido, terminaré de limpiar la cocina y me iré a hacer la tarea.— dijo Airi con una ligereza extraña en ella, y se puso de pie, para comenzar a recoger la mesa.
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Tras ese comentario tuvo que hacer su mayor esfuerzo por contener las ganas de reírse, más que nada por respeto a la señora Sato. Por lo que simplemente miró a Airi con los ojos entrecerrados y una expresión totalmente despreocupada. — Es solo entregar flores. — Se encogió de hombros restándole importancia al asunto, le era imposible ver esa tarea como algo más que entregar un objeto y ya, cualquiera puede hacerlo.

Sujetó su barbilla para después elevar la mirada mientras pensaba, cosa que le tomó cerca de un minuto. — Puedo empezar mañana, respecto a los horarios prefiero hacerlo en la mañana, ya que suelo estar hasta la noche en el taller. — Respondió observando fijamente a la mayor.
AiriSato · 18-21, F
Airi emitió un sonido parecido a un gruñido al escuchar la insolencia del rubio, por supuesto que eso la hizo enfadar (¿qué no la hacía enfadar?). Levantó un puño, le miró de soslayo, y la vena en la sien se le saltó de la molestia.—Oi, boKen! Respeta a tu superior, entregar flores es todo un arte, es una profesión noble que requiere delicadeza. —dijo en ese tono cargado de superioridad agresiva que no encajaba con la actividad que describía, y con esto terminaba de desviar el tema de la familia Sato.

—"Airi, tranquila, estoy segura de que Ken-jun aprenderá rápido y hará bien su trabajo."— trató de conciliar la madre, conociendo a la perfección el temperamento de su hija.— "Nee, Ken-kun, ¿a partir de cuándo quieres comenzar? ¿cuál sería tu horario?"— cuestionó la señora, tratando de disipar el enojo de la adolescente.
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Seguía vigilando a Airi cada tanto, por más vueltas que le diera no lograba entender lo que le pasaba, a veces era tan impredecible. Suspiró desviando su atención hacia la señora Sato, asumiendo que el comportamiento de Airi no era por algo que él hubiera dicho.

— Ya veo, no imaginé que Airi tuviera un hermano. — Comenzó a reír de solo imaginarse a Airi actuando como hermana mayor, no parecía tener la actitud de una. También le pareció sumamente sospechoso que ese hermano menor tuviera práctica de soccer hasta tan tarde, sin embargo, supuso que tendrían una buena razón para ocultarlo en caso de que no fuera cierto.

— ¿Qué tan difícil puede ser entregar flores? No te creas la gran cosa, en un par de días te habré superado. — Giró su rostro observando a la menor con el ceño fruncido, no por enojo ni mucho menos, más bien tenía una expresión desafiante.
AiriSato · 18-21, F
La pregunta del rubio la hizo tensarse, aunque de manera imperceptible, pues seguía en esa misma posición infantil. La madre de Airi pareció relajar la sonrisa con cierta pesadez, pero con la misma voz amable contestó.

—"No, pero esta noche no pudieron estar aquí ni el padre de Airi ni Akio, mi hijo menor. Tiene práctica de soccer."— por primera vez en la cena, la adolescente levantó el rostro, tenía una mueca inusualmente seria, pero toda seriedad se canceló cuando lo más visible en su rostro, era una mancha roja que se había ocasionado ella misma al dejarse caer sobre la mesa, y que se asomaba por entre el fleco mal acomodado.

—Tsk! Más te vale que seas eficiente, si es que quieres ganarte el respeto de tu senpai.— dijo con orgullo renovado, mientras se señalaba a sí misma. Aquella era su forma de cambiar de tema, no le apetecía nada que siguieran hablando de su familia.
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Estuvo varios segundos observando fijamente a Airi, mientras hacía eso algo cruzó su mente, lo cual lo llevó a desviar su atención hacia los alrededores en busca de algún indicio de que vivieran más personas con ellas, quizás un familiar del que no se haya hablado hasta ahora. Entonces alzó la mirada dirigiéndola hacia la señora Sato. — ¿Solo son ustedes dos aquí? —

Asintió con la cabeza a modo de agradecimiento. — Se lo agradezco, pero no quiero aprovecharme. — Respondió deslizando el obento por encima de la mesa hacia sí mismo. — No se preocupe, esa es la razón por la que vine, Airi dijo que necesitaban ayuda y a mí me vendría bien algo de dinero extra. — Contestó con seriedad, aunque rápidamente sus labios formaron una pequeña sonrisa. — Además, con mi moto puedo hacer las entregas muy rápido. —
AiriSato · 18-21, F
Permaneció inmóvil, completamente inerte con la frente sobre la mesa. No podía ver a Draken a la cara, así que sólo asintió en su lugar. La madre de Airi sólo le indicó al rubio que ella estaba bien, que continuara comiendo. Y así transcurrió el resto de la cena, con la señora Sato platicando de manera animosa con Ken, y al final, incluso le hizo un obento para que se llevara; así era ella, cálida y preocupona, como bien decía Airi de ella.

—"Hai, aquí tienes, Ken-kun. Debes alimentarte bien, siempre puedes venir aquí a comer."— le puso el obento al frente, y le recogió los trastes vacíos de la cena, dejando intactos los de la adolescente, que seguía inerte.— "Me gustaría mucho que trabajaras con nosotros, así que si quieres pensarlo, puedes volver otro día y decirme qué días te quedan mejor. Si pudieras ayudarme en las mañanas sería formidable, y también cuando hay eventos, ¡no nos damos abasto en esas ocasiones!"— aseguró la jovial señora.
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Hizo una pausa para beber un poco de té, necesitaba algo para enfriar su garganta antes de seguir comiendo lo demás. Asintió con la cabeza sin decir nada más, sin embargo, ante la mención a Airi, disimuladamente le vio de reojo, esperando encontrar una reacción interesante de su parte, al final todo eso fue en vano, devolvió su atención a la señora y posteriormente a los alimentos que le sirvió.

— Oye... — Expresó en voz baja con una expresión de nerviosismo en su rostro, pensando que le había pasado algo, pero al ver la tranquilidad con la que se comportó su madre se calmó casi inmediatamente, inclinándose hacia ella mientras ambos observaban a Airi. — ¿Estará bien? — Preguntó con un tono de preocupación en su voz, al menos parecía estar viva, supuso que eran actitudes normales de parte de la chica.
AiriSato · 18-21, F
La madre de Airi sólo asintió ante lo primero, pero lo segundo que dijo el rubio la hizo suavizar más el rostro, completamente conmovida y complacida por aquella escena.— "Arigato, Ken-kun, no sabes la tranquilidad que me da escuchar eso."— añadió la mujer con una sonrisa honesta.— "Nee, Airi, ¿no estás feliz de tener un amigo tan bueno como Ken-kun? Anda, Ken-kun, come todo lo que quieras."— la señora espetó, y le acercó aún más la comida al rubio, sirviéndole más de todo.

Mientras tanto, la plática entre su madre y el rubio dejó a Airi anonadada, y por demás avergonzada. Estaba roja hasta las orejas, y al no poder decir nada más, tan sólo se dejó caer con pesadez sobre la mesa. Su frente pegó de lleno contra la madera, casi cayendo sobre su plato; se le había ido el apetito. Su madre intentó animarla, pero estaba demasiado avergonzada y se quedó en esa posición para ocultar su rostro. Sin embargo, en el fondo, estaba conmovida; pero no lo admitiría.

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