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AiriSato · 18-21, F
Los gruñidos, gritos, y jadeos llenaban el lugar con un eco apabullante. Airi le daba vueltas al bat, mientras, sonriente, veía el panorama a sus pies. Nadie les había explicado la dinámica de iniciación, así que las novatas, confundidas, primero se miraron unas a otras cuando las capitanas comenzaron a retarlas, pero enseguida arremetieron contra ellas.
Como era un una contra varias, tenían permitido usar algún objeto que no las dejara en tanta desventaja; aunque al ser capitanas, era porque podían con varias a la vez en el ardid de la batalla. Sólo Tachibana, la más alta de todas y versada en el judo, no usaba ningún objeto, peleaba a puño limpio, y vaya que tenía buenos puños; más de una vez había knockeado a sus oponentes de un sólo golpe. Pero jamás lastimaba a nadie más de lo necesario, tan sólo neutralizaba al enemigo; sin duda era que por eso era el cerebro y la razón de las Onis, la persona en la que Airi más confiaba para todo.
Como era un una contra varias, tenían permitido usar algún objeto que no las dejara en tanta desventaja; aunque al ser capitanas, era porque podían con varias a la vez en el ardid de la batalla. Sólo Tachibana, la más alta de todas y versada en el judo, no usaba ningún objeto, peleaba a puño limpio, y vaya que tenía buenos puños; más de una vez había knockeado a sus oponentes de un sólo golpe. Pero jamás lastimaba a nadie más de lo necesario, tan sólo neutralizaba al enemigo; sin duda era que por eso era el cerebro y la razón de las Onis, la persona en la que Airi más confiaba para todo.
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