~Gracias a su tamaño colosal,no tardaria mucho en salir de la cuidad encontrando un tranquilo bosquesillo donde la peliazul se sienta entre los arboles para descansar,lo coloca sobre sus rodillas con cuidado y le sonrie~ Como es que tu no gritaste y saliste corriendo?
< Un par de pasos le llevaron al borde de su palma. Allí apoyó sus puños de su cintura mientras se inclinaba a mirarlos. > Sí; son medio imbéciles. < Elevó su mirada al inmenso ojo que le observaba. > Claro.
Yo me llamo Ainoa,soy una pequeña hadita. Muuuucho gusto Lucifer,me acompañaria aun lugar menos lleno degente gritando. Por alvuna extraña razon desde que por accidente tome este tamaño todos gritan y corren a mi alrrededor. Se ven muy graciosos pero ya me artaron sus gritos ~ al ponerse de pie llba su palma a la altura de su rostro para poder verlo mejor~
< Por un momento, el rostro del príncipe de las tinieblas asumió una apariencia “Kawaii” y evidentemente dibujada por esclavos escritores nipones; así subió a la palma de la portadora de tetas colosales, digna de su respeto. > Tengo muchos nombres. < Su rostro había regresado a las facciones esculpidas en el mismísimo cielo, sus cejas elevadas y acentuando aquella actitud tan sarcástica y bromista con la que se encontraba hoy. > Mi favorito es Lucifer.
Eres muy gracioso ~ el hada se sienta en cuclillas entre los edificios para mirar mas detenidamente al hombre que le habla,sonrie y le tiende la mano para que el suba a su palma derecha~ Como te llamas?
