Agares

*Al igual que la Albina, el Vampiro no podía apartar la mirada de la mujer. Su respiración calmada, pareció acelerarse unos minutos, pero no sin antes abrir la boca para responder a lo que ella había preguntado. ─ ¿Quién soy? Eso es una falta de respeto mujer. Yo soy Crimson. Espero que mi nombre no se te olvide. Ahora, dime ¿cuál es tu nombre? ─ pregunto, acercándose mas a ella, donde su enorme físico pareció arropar con la sombra la pequeña figura de ella. ─ No existe nadie capaz, de enfrentarse a mi en una batalla. Por ello soy un dios para estos insectos llamados humanos. ─

—Señorita Agares. Es un placer verla por aquí ¿Viene a darle clase a Bael-sama? (?)

─ JA! Veo que usted no conoce la resignacion. ¿Puede verme muy bien? Digame ¿cree que estos ojos son de alguien que tiene pensado morir?─ respondio antes de separar el rostro y volver a su posicion incial. Era un hombre enorme de 2.10 metros, que no habia conocido el miedo antes como para que le dijeran una tonteria asi. Sus ojos marrones carecian de vida como la palidez de su piel innatural mostraba la raza de un hijo de la oscurdad. ─ para ser tan chiquita, tienes una boca muy grande. Solo decir que estoy en tus dominios me da tanta risa, como cuando un pescado chiquito intenta comerse una anaconda─ dicho aquello, sonrie de medio labio y deja mostrar uno de sus colmillos, cual lamio con suavidad.─ Yo soy un lujo, pero creo que tu lo vales.─ Aunque la logica de las palabras de ella carecian de verdad para él, no dejaba de pensar en que tanta osadia, le parecia tan magistral.

—¿Tener cuidado? ¿Que me trajo por aquí? ¿Ser víctima de un demonio? JA JA...eres graciosa. Nunca pedí tú ayuda. No existe nada que pueda derrotarme. ¿Demonios? Esos seres suelo comerlos en el desayuno— respondió con una risa sarcástica, enderezando el cuerpo, sin quitar la mirada de la albina—creo haberte dicho que todo en este mundo es mi patio de juego. Solo me divierto de vez en cuando. Y por favor, no me trates como si fuéramos iguales. Pero debo admitir que tienes agallas, respeto eso.— dicho aquello, camina unos pocos centímetros hacia la mujer y acerca el rostro hasta solo quedar a una milésima del contrario — niña osada, me caes bien, pero te estás metiendo en un lugar inexplorado. Veo que no aprecias tanto tu vida—

Usted es una mujer algo grosera, pero debo darle algo de merito. Nadie antes se habia atrevido a hablarme como lo hizo ayer.