AeterGodOftheUpperSky1558036

-Eirween con el tiempo fue formándose como un poderoso imperio de gran reconocimiento en las naciones que pueblan su mundo y más aún, la familia gobernante de aquel continente unificado se había hecho de renombre en todas sus tierras y más allá y como no si entre sus integrantes yacían personas con grandes proezas en sus miembros más viejos y a su vez en sus integrantes más jóvenes se esperaba que estos aspiran a la misma grandeza que aquellos que estuvieron antes de ellos.-

-Siegfried, el menor de los varones de aquella familia de siete hermanos yacía sentado sobre uno de los sillones de la sala perteneciente al gran palacio imperial, los dias habian sido sumamente caóticos en el continente desde que se detectaron los alzamientos de nuevas amenazas no pertenecientes a este mundo, en ausencia de la emperatriz quien se encontraba incapacitada aun, los siete hijos habían tomado la responsabilidad de ver por el continente, cada uno realizando sus propias expediciones alrededor del mismo y a su vez resolviendo diferentes problemas relacionados a sus tierras, habían sido tiempos ocupados para todos.-

-El varón se encontraba leyendo algunos reportes , hacía tiempo que no leía más que eso dejando de lado un tanto sus lecturas fuera del tema aunque claro que extrañaba leer un buen libro en orden de relajar la mente de tantas ocupaciones, fue así que como si se tratase de una respuesta entregada por el destino hacia aquel ligero deseo en su interior sus agudos oídos lograron captar el ruido junto a los gritos del exterior.-

Hmm?

-Que era lo que generaba tanto alboroto? Por ahora solo podía oír las voces de los guardias junto a la de una tercera persona completamente desconocida, la curiosidad y claramente la búsqueda por confirmar si no se trataba de alguien tratando de generar disturbios fue lo que principalmente llamó su atención, llevándolo a levantarse de su lugar y empezar a caminar en dirección a la puerta principal. Habiendo cruzado el umbral de la entrada fue que pudo captar perfectamente aquella última oración expresada por quien a sus ojos reconocía como un anciano.-

Es suficiente.

-Más temprano que tarde, la imponente voz del varón resonó por detrás de las espaldas de los guardias, callando al instante las risas de estos hasta el punto de quedar completamente mudos ante la presencia del “Caballero Wurm”. Era bien sabido entre la guardia real que Siegfried no era alguien con quien se pudiera tratar tan fácil, los guardias y soldados le tenían gran respeto con un ligero atisbo de miedo, esto debido al conocimiento de varios sobre su condición como alguien nacido bajo el pecado de la ira, no era buena idea meterse con él y mucho menos tratar de excusarse cuando este hubiese visto las acciones de ambos por lo cual se mantuvieron silentes en todo momento mientras el albino continuaba avanzando en medio de ellos.-

Debería darles vergüenza, regresen a sus puestos, ahora.

-La gruesa voz del caballero resonó para los guardias con un tono fuerte para los mismos, sin decir o mediar palabras estos solamente se retiraron sin decir más, dejando a solas al anciano y al joven adulto, permitiendo que este se concentrará en su inusual visitante.-

Disculpe si llegaron a causarle algún daño. Se encuentra bien?

-Detrás de sus palabras, el principal interés era el libro que según palabras del ajeno podía llevarlo al cielo, tal descripción era extrañamente irreal, como lo que podría escucharse en un mercado de pociones milagrosas, pero en cierta medida había captado su atención, no la promesa, si no las razones detrás de la misma.-


Y dígame… de qué se trata este libro que menciona usted?

-Flexiono sus piernas al haber llegado a una distancia considerable del anciano y extendió su mano hacia el mismo, esperando asi ademas de ayudarle a levantarse poder tener más información sobre este caso.-