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AemondTargaryen · 31-35
Esa mordida seguro dejaría marca. Eso le gustaba; sentirse propiedad de ella era excitante. No obstante sentía un poco de culpa, ella también habia estado insatisfecha y se arrepintió de no haber sido más atento.
Le tomó por la cintura y la interrumpió, después la giró para que pudiera ella recargar la espalda en su propio pecho. Ahora tenía una mejor posición, y asi regresó su diestra entre sus muslos.
La otra mano fue hacia uno de sus senos; lo acarició, después lo cubrió con sus dedos y estrechó la blanda carne entre ellos. Sin soltarlo giró este con suavidad a modo de caricia; encontró como propósito jugar más con sus pechos.
— Me encargaré de ti. —
Le tomó por la cintura y la interrumpió, después la giró para que pudiera ella recargar la espalda en su propio pecho. Ahora tenía una mejor posición, y asi regresó su diestra entre sus muslos.
La otra mano fue hacia uno de sus senos; lo acarició, después lo cubrió con sus dedos y estrechó la blanda carne entre ellos. Sin soltarlo giró este con suavidad a modo de caricia; encontró como propósito jugar más con sus pechos.
— Me encargaré de ti. —
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