« Back to Album · Next »
 
Newest First | Oldest First
Thelilacwitch · 22-25
Tragó saliva. Recordaba algo de esta emoción, vivida siempre ante un presente o noticia conveniente, sin embargo, el tiempo mirándolo se hizo más largo. Dejos de negar su afición a verle desde arriba, lo demostraba descaradamente. Oh, justo así. Con un toque indiferente en la altanería de su porte firme, cubierto de las pieles obsequiadas a ella en su aniversario.

Confiaba que lo traía loco.

—No hagas esperar a tu dama. —Le tendió la mano, blanquecina entre la negrura de su atuendo.
AemondTargaryen · 31-35
— Quizás, pero tengo gustos muy específicos. — Comentó, lanzando un cuadrito de chocolate a su propia boca. Comió el chocolate, después fue por cada beso y sonrió con cada mordida que le dió. Qué bien, parecía que podían continuar lo que el teléfono interrumpió.

Cantó victoria demasiado pronto. Al escuchar la maleta caer miró hacia la misma, junto con el sobre allí. Miró a Jana de reojo, después se acercó a la maleta y se arrodilló frente a esta.

Sacó una pequeña caja de allí, de cartón blanco. Agitó el contenido de la misma y algo bailó en su interior.

— Tengo una sorpresa más. — La miró desde abajo.
Thelilacwitch · 22-25
Dispuso los frescos labios para probar el postrecito, fue una combinación nueva de dulzura y amargura que sólo en fantasías había consumido. La mirada destellaba de imperiosidad, tal vez era anhelo o rudeza. En su faz, claramente, radicaba la travesura que tanteaba con las comisuras al trazar una sonrisita.

—¿Suiza tiene mujeres buenas? —juntó las cejas, severa. Era espeluznante lo veloz que era para cambiar sus estados expresivos, sin duda, una bromista del corazón en todo aspecto. Se adueñó de la bolsita para darle el gusto a su paladar y le convidaba de su mano al querido suyo.

La pregunta desencadeno una pequeña guerra de besos y mordidas en los que las palabras se ausentaron, inició de esas danzas que eliminan al mundo y pintan el rostro de carmín dulce. Tropezó el culo con la maleta, su contenido se esparció a sus pies resaltando el contenido del sobre. Todo el silencio enmarcaba su inquisitiva mirada.
AemondTargaryen · 31-35
Su abrazo lo hizo sonreír, también bajar la vista y mirar sus manos tomando posesión de su pecho, que llevaba siendo de ella por mucho tiempo.

— No importa cuántos años pasen, el mundo sigue siendo enorme. — Tomó una bolsita de plástico de la maleta, después la colocó sobre su propio hombro para que la viese. Eran barras de chocolate, inmensas.

— Espera a que pruebes esto. Hay que reconocer que Suiza es bueno con el cacao. — Y se dispuso a abrir una de las barras. Cortó un cuadro, después se giró para acercar el mismo hacia sus labios.

Nada como algo dulce para distraer a su esposa fuera de la maleta. Esperaba que el gran sobre amarillo oculto entre la ropa pasara desapercibido.
Thelilacwitch · 22-25
Hablaba sobre el negocio familiar con desdén, un tema de importaciones atrasadas o algo así, que embriagada de paz no se perdonaría aunque el negocio fuera solo una fachada para disimular la riqueza valyriana que, en conjunto con su familia, había recaudado.

—Hazte cargo tú ¡Buenas noches! —colgó.

Ya estaba hasta la coronilla de su papel como mujer de negocios por el día, necesitaba confort. Dejó el celular sobre la mesita próxima de ida hacia su esposo. Lo aprisionó entre sus brazos estrechos y hundiendo la cabeza entre sus omoplatos aspiró su perfume. Era su pequeño paraíso.

—¿Tus vacaciones fueron lo que querías? —tomó con la punta de los dientes un poco de su piel a su vez que palpaba sus pectorales.
AemondTargaryen · 31-35
Esas dos palabras eran sus favoritas. En muchas ocasiones fueron su motivación, lo que en muchas ocasiones le hicieron seguir y vencer.

Ya quería hacer suya la boca que las pronunciaba, sus dedos apretaban su cintura ante las ansias de lo que iba a venir, pero entonces ese sonido lo despertó de su ambiente.

Abrió su ojo y se rió con ironía. Joder, años de conocer esos malditos aparatos y cada día descubría que los podía odiar más. Mientras ella se apartó él volvió hacia sus maletas, que estaban a medio desempacar después del pequeño viaje que tomó según él por vacaciones.

No, había más sucediendo, pero no quería preocuparla sin antes estar seguro.

Se entretuvo acomodando la ropa doblada en cajones, y la sucia en un cesto para lavar después. Había máquinas que eran una maravilla y convertían tareas cotidianas en programaciones simples, como la lavandería.
Thelilacwitch · 22-25
el medio de contacto y la ineptitud de su asistente.
Thelilacwitch · 22-25
Puso sus manos alrededor de su propia cintura, adoraba ese par de manos por la sutileza al tocarla, su sostén le producía regocijo. Sentía ser una Venus reposando en su diván, comiendo de los frutos más jugosos, admirando la dulzura de las pasiones.

Mudó sus caricias al rostro del amado, pasando los dedos aterciopelados por cada facción para refrescar su recuerdo. Había tenido tiempo de sobra para memorizarlos, unos miles de años, mas nunca era suficiente.

━Te amo...

Susurró las palabras bajo la densidad que su cuerpo le reprochaba con excitación y cuando disponía a responder con ferocidad a sus labios el sonido de una llamada entrante los interrumpió.

La luz del aparato móvil hizo que ambos mirarán a su dirección. Mierda. Se disculpó con la mirada, sí, esa miradita de borrego que llevaba usando con él desde la academia.

Contestó. Tamborileaba los dedos sobre la isla del comedor y reposaba la cadera sobre su base. Antes que nada se quejó por la hora,
AemondTargaryen · 31-35
Cerró su ojo y maldijo por lo bajo. Pudo haber luchado contra ella, oponer su fuerza a la que oprimía sus antebrazos para corresponder con fiereza a sus atenciones, pero... ¿Por qué apresurarse? Ella lucía maravillosa teniendo el control, estudiando sus propias reacciones que evidentes se hacían notar bajo el pantalón; con tan sólo su rodilla lo hizo temblar.

El beneficio de no mirar estaba en prestar atención a todos los detalles con el cuerpo. Sus senos firmes y redondos estaban contra él, y cuando su boca estuvo a su alcance giró su rostro para atraparla. Consumó ese beso tan esperado, apenas adueñandose de su labio inferior, probándolo y prolongando una pausa allí, en la que emitió un suspiro.

Qué afortunado era de tenerla como esposa.
Thelilacwitch · 22-25
Esa fuerza no bastaba para hacerla sudar o acelerar su respiración; la temperatura de sus senos rozó el pecho ajeno, electrizante incluso para ella. Se hizo anhelar con todo lo que podía ofrecerle, con un pedacito de paraíso.

━¿Sólo la fuerza? Estás viendo poco más allá de sus narices.

Otro beso, más cerca de la boca. Ella estaba cediendo terreno a grandes zancadas, sin parar, dejando que el recorrido circular de su rodilla por encima de la ropa íntima buscara la impaciencia de Aemond... entre otras cosas ligadas al camino de la satisfacción personal.

Add a comment...
 
Send Comment