— Cuando gustes, de momento estoy de vacaciones y me encontrarás en la biblioteca para que pueda atenderte y me dará gusto comprarte flores.

- Se pone a pensar en una flor que siempre ha querido pero por una razón u otra se le olvida, o simplemente no puede ir por ella. Por lo que pregunta. -

— Tienes Gardenias.

-- Sus ojos se iluminaron al mirar la tajeta, la tomó con una de sus manos, mientras la otro sujetaba el vaso de té. La guardó en el bolsillo trasero de su short, sonriendo ampliamente. --

¡Bien! Pronto les daré una visita, nyehehe. Por cierto, yo trabajo en uns floristería, así que cualquier cosa que necesiten relacionado a eso, estaré encantada de ayudar.

Claro que puedes, es el patrimonio de mi papá. Su mayor anhelo es compartir los libros que ha ido coleccionando y el té es algo que mi madre ha transmitido en generaciones.

- Contesta de manera jovial y busca entre sus pertenencias una tarjeta con nombre y todo para cuando guste visitarle. -

¡Oohh! ¿Entonces ella lo vende? Es realmente excelente. ¿Y además tienen una biblioteca?

-- Le escuchaba atentamente, dando pequeños sorbos a la bebida como queriendo que no se terminara. --

¡Me gustaría visitarla alguna vez? ¿Puedo, puedo?

Lo vende mi madre, ella es la que se encarga del negocio de té y yo de ir cuidando la biblioteca de papá.
- Esboza una sonrisa amable ya que dicho té es uno elaborado manualmente a base de finas hierbas que su madre selecciona. -

Me da gusto que te agrade.

-- Asintió, dando un cuidadoso sorbo a la bebida. Sus párpados se abrieron de inmediato al percibir el rico sabor. -- ¡Está muy bueno! ¿Te dedicas a vender o algo por el estilo? Fácilmente compite contra el de cualquier café.

Adelante, con confianza y descuida no le puse nada malo.

Gracias, qué amable. (?)