—Te dije que la vida en este lugar era genial. Sabía que lo disfrutarías, y que sería bueno para ti. Para nosotras...— No era capaz de ocultar del todo su emoción. Mara se lo había dicho, merecía amar y ser amada, y Catra lo merecía también después de tanto sufrimiento. —Además, podemos comer pastel todos los días, con las manos.— Era sin duda una de sus actividades favoritas y soltaba aquélla charla casual mientras sus dedos acariciaban suavemente la espalda de la felina.
Inevitablemente ronroneó y cerró sus ojos que no permanecieron mucho tiempo así pues fijaría en aquel preciosos par de zafiros su curiosa mirada. —Las cosas son raras...— miró hacia un costado por un momento pero después volvió a mirarla. —Pero todos se han portado bien conmigo, me gusta...además te tengo a tí. —
—¡Heeey! Bueno, quizás no soy muy inteligente pero si soy muy avispada. Siempre invento mis planes conforme a la situación.— La abrazó, alzando una de sus manos para acariciar detrás de su oreja, como si le hiciera mimos a un verdadero felino. No se lo diría, pues sabía lo que la ofendería, pero le parecía demasiado tierno que a veces actuara como un gatito. —Pero... ¿Tú estás bien? Se que la vida en Luna Brillante puede ser complicada al principio para personas como nosotras. Pero aquí estoy para ti...
Sus palabras le extrañaron, definitivamente Adora podía llegar a ser muy rara pero aceptaba que todo eso le gustaba de ella. — Me sorprende que fui vencida por ustedes, algunas veces no pareces muy inteligente.— bromeó sujetándose a ella con mayor firmeza. —Todo esto es muy extraño, no terminó de acostumbrarme a tanta paz.— Confesó.
La rodeó con uno de sus brazos, acercándola. —¿No sientes que es extraño tener tanta paz?— Giró su cabeza ligeramente, sus ojos azules se fijaron en las exóticas pupilas de la felina. Sonrió de costado, estaba a punto de decir algo bobo. —...Confieso que me gustaba un poco cuando intentabas matarme. Luces atractiva cuando eres aguerrida.
Se giró para poder abrazarse a ella, estiró un poco sus piernas y cerró sus ojos. — Estuvimos tanto tiempo en guerra que ahora no sabemos cómo actuar.— ríe un poco jugando con un mechón de su cabello.
—¡Pero nunca se que decir! Quiero estar contigo y hacer cosas divertidas.— Se dejó caer sobre el colchón, mientras She-Ra desaparecía en un halo de luz, dejando ahí solo a Adora.
