Esto solo despertaba mas su libido y el deseo que tenía específicamente por él, el ruido que provenía e sus sexos ya era bastante obvio, parecía que ni uno de los dos paraba con esa lubricación natural tan necesaria para que Adam alcanzara lo más profundo de la castaña. Unidos así no se encontraban ni el principio ni el fin de de su sexos al sentirse fundidos, una sensación que le brindaba bastante confort.

Sus labios ahora estaban rojizos hinchados y con ese brillo debido a la mezcla de fluidos, a pesar de sentirse apresada en esa postura hizo lo posible para acoplar sus movimientos de caderas a las de su amante, claro era un poco torpe ac omparación de la firmeza con la que se dejaba caer él.

—Ahj ... m-me pones en blanco.— decía con total deleite al ser penetrada así.

Fue inesperado como un deleite sentir el cambio de posición , la presión que lo estruja es increíble y esa adicción por el sexo florece como hiedra salvaje. Se acomoda de rodillas, un brazo forzando a mantener la postura femenina agarrándose de la cintura y el otro firme para no engullir el peso total hacia ella.

Separaba sus caderas y volvía a penetrar gozando del estrecho andar alrededor del falo, toda esa humedad sonando y chocando entre ambos sexos. Jadeó bajo asombrado, gustoso de sentir tal presión y la dificultad para moverse con rudeza provoca que el fluido preseminal domine y se adhiera a los jugos femeninos.— Mmmmfff....

Aferraría sus dedos a sus brazos al sentirlo entrar, era tan sensible que percibía perfectamente aquel caliente y ancho falo deslizarse entre sus paredes, cada vez su interior estaba más mojado gracias a los fluidos del albino, era exquisita la sensación tanto que la dejaba sin aliento.
Hizo caso a su orden, no necesitaba decir más solo besarlo, acariciarlo, recibirlo y cooperar con cada movimiento pélvico, no era nada difícil cuando su interior se acoplaba a toda su contextura.

Estrecho sus piernas para repegarlo más a ella, que llegará más profundo unos momentos más así hasta que se las ingenio para cambiar d posición, sus piernas dejaron de rodear sus caderas torciendo su cintura y juntando sus rodillas a su izquierda, quería brindarle aún más presion a su miembro, la necesidad de sentir más sus fluidos era realmente descotrolada.

faceta que por tanto tiempo guardo, la primer estocada es perversa; entra con facilidad, la lubricación interna es severa y no olvida la sensación aplastante de esas paredes envolviendo su miembros. No dejaba su labor en sus senos pero era necesario volver a su boca y comersela a besos, acelerando sus caderas el único sonido son ellos mismos en su entrega sexual.

Tan fácil era hablar con el cuerpo que el resto de ellos mismos se desvanece en la bruma, odiaba admitir la armonía que se encuentra en ella y la insistencia solo crece a medida que su cuerpo se calienta. Le gusta la forma, el sabor de esa piel, cada sonido agudo y suave que sale de esos labios e inevitablemente el de sus sexos unidos, ese chapoteo intenso que delata sus sentimientos. No le contesta ella tenía la razón, se vio descubierto y con medio pantalón abajo que hizo el trabajo restante deslizando el bóxer y por consecuencia frotando en insistencia la desnuda extremidad entre esas bragas húmedas.

— No lo digas ... — Y no lo ve necesario, sus dedos le ayudan a deslizarse entre la prenda y encontrar el tan deseado jugo, bañando la punta esa misma que invade la entrada con el tacto y empuje de sus caderas, uno más fuerte y rítmico penetra ansiosamente esa rosa Venus. Se amoldan perfectamente uno al otro, tan necesario era el sexo como respirar y solo ella había conocido esa face

Cada silaba que viajaba de los labios de Adam a los suyos la derretía y esto intensificaba la sensación que sentía al frotar sus sexos, arrancándole suspiros y jadeos inconclusos.
—¿hah?...'¿una...— siempre sabia cómo lograr intrigarla hasta con el mas mínimo detalle, suplicaba por saber, frotándose más insistentemente, tanto que esa prenda tan delgada tiende a correrse un poco gracias al bulto de su erección comenzando a mojar sus pantalones.
Su cuerpo se retorció suave debajo de él suspirando y soltando gemidos casi inaudibles, solo podría percibirlos Adam , su lengua siempre era una deliciosa caricia en su zona sensible, alzo un poco su pecho y comenzó a jalar su Jersey junto con su playera para acariciar mejor su piel.

—¿Difícil? No...ahj... solo míranos.— en verdad siempre todo era tan obvio en esos momentos que olvidaba su orgullo y su escudo.

Tanto les costaba hablar con sinceridad, pero sus cuerpos por si mismos se entregan a una verdad incuestionable. La miraba era fija y su ansiedad creciente, atrapado en la abertura de las piernas abiertas y esa fricción que choca con su erección, que insistencia de sus cuerpos en entregarse.— Te daré una... — Lo dejo al viento, respondía al beso con más insistencia en frotarse contra ella, desvía una mano tomando entre sus dedos uno de sus senos, le presiona entre las yemas y amasa su carne.

Se coló entre el beso cortando casi de inmediato para agacharse y atrapar el pezón entre sus labios, succiona y revuelve con la punta de su lengua algo tan exquisito. Él sabía cómo, cuando, que tanta fuerza y cuánto tiempo habían esperado para esta oportunidad.

Ella lo sabía bien, también era conciente de cuánto lo deseaba a él, su cuerpo reaccionaba a favor de ambos. Le dedico una mirada sumisa con su semblante acalorado, preguntándose así misma ¿Por qué no solo lo admitia?
—Adam, deja de juzgarme...— más que reclamo su tono de voz sonaba con un deseo reservado — tengo calor....—le ardían los labios, la piel, su interior y no resistió el abrazar sus caderas con sus piernas para frotar sus pelvis, sus mano derecha se colaría por el cuello de sus prendas para acariciar su piel mientras que la otra acaricia su rostro al besar sus labios.

— Sabes cuánto deseo estás contigo... O quieres insistir en hacerte la difícil.— Dice eso, pero el cuerpo de su mujer reacciona apenas a su tacto, le gusta y le provoca sacarle la verdad.