Adam contempló el cambio de entorno con suma calma. No era la primera vez que era llevado a nuevos lugares o dimensiones. Odiaba absolutamente los viajes por portales pero este no estuvo tan mal, solo fue...Un pestañeo. Se dio cuenta que ahora estaba a la merced de la no humana. —Soy un brujo, solo me encargo de que los no humanos no dejen una pila de cadáveres a su paso. Si ellos eligen sacrificar la estabilidad de su vida por un revolcón en el heno, no es asunto mío —Al oír lo último, le miró atentamente revelando el característico brillo ámbar de los brujos destellar en sus iris—. Si hay oro y no implica asesinar injustificadamente, acepto.

-Comenzó a reír, y su risa hacía eco por todo el lugar y acompañada de una extraña ráfaga de viento se apagaron las velas y fuentes de luz el lugar estaba iluminado por una extraña luz sobria de color rojo. En el momento en el que él le arrojó la moneda al cantinero había sido transportado a otra dimensión. Todo estaba congelado en el tiempo.-


Oh no no, yo soy mala muy mala, amo atentar contra las relaciones humanas, destruirles la vida y su estabilidad con algo tan sencillo como sexo, pero me preguntaba por si alguien habia puesto precio en mi cabeza. Yo no tengo intención de contratar....-y ahí tuvo una idea- ¿Y si te contrato por una noche ~ ?

Emuló un vago sonido sin distraerse de su pequeña labor hasta que vio la moneda de oro sobre la mesa. Fue allí que se percató de los cuernos en la cabeza de la desconocida no humana. —Si se trata una cacería, bajo contrato. Si es algo diferente, podemos discutir el pago luego. —Adam terminó de contar y guardó la bolsa en su cintura, tomó la moneda que le dio la mujer y se la arrojó al cantinero—. Una botella de vino. Trae dos copas. —Interesado por esta peculiar existencia, Adam se hizo aun lado para tomar asiento—. Mi código es solo asesinar bestias que atenten injustificadamente contra los humanos. Si tus motivos tienen razón de ser, no tengo por qué detenerte. He visto Vampiros con más ética que sacerdotes. A diario descubro que el verdadero monstruo está oculto y fuera de la vista de muchos.

Buen punto, y si te haces amante de una noche luego terminarás betado de muchos lugares...
-se acerca curiosa a ver sus ganancias y toma el diente, a cambio le deja una moneda de oro-

Un brujo que trabaja solo bajo contrato o actúa con libertad?

-cinica como solo ella misma era señaló sus cuernos, se estaba delatando como algo no humano-

Contaba las monedas del pequeño saco una por una cuando escuchó el comentario de la llamativa espectadora. Soltó una modesta risa y se detuvo en cuanto observó un diente humano en medio de su dinero. —Tienes razón, se gana mucho más pero tiene el contra de que las reinas desean monopolizarte y las princesas buscan que cumplas su expectativa de príncipe encantador. Soy un brujo, debo moverme de aquí allá.

-Mientras lo observa en silencio miles de ideas guarras pasan por su cabeza, posiciones, ideas, ruidos.-

Podrías ganar más siendo acompañante de una reina o princesa. Un castillo, caballos...ya sabes esas cosas.