Soltó una gran carcajada al escucharle, estaba siendo mimado por ella pero su ego le flasheo (?

— Pateame el trasero... Duro.

Le hace cejitas sonriendo divertido, el varón le empuja con su hombro un tanto brusco pero sin lastimarla.

— ¿Que quieres perder dices? Sabes que te ganaré, es más ¿Por qué no apostamos?

Se cruza de brazos altivo retandole.

Balancea sus pies un poco, observando su semblante.

— La paciencia hace fuertes guerreros, o algo así me dijo una amiga.

La mano de Noriko alcanza a dejarle una reconfortante caricia en la espalda.

— ¿Y si vamos al arcade un rato? Te distraes, te doy una paliza en algún juego. Todos felices.

Hace una mueca aún mirando el correo, respiro hondo dejando ese suspiro.

— Quería integrarme nuevamente... Llevo dos años sin jugar desde que...

Se quedó en silencio, no quería hablar de todo el proceso que vivió cuando ocurrió la tragedia.

— Quería entrar... Supongo que me toca ser paciente

Gira su rostro para inclinarse a ella y dejar un beso a su mejilla.

— ¿Uh? ¿Y eso por qué?

Se oía su sorpresa en el tono de su voz. Había visto jugar a Adam en una ocasión, estuvo excelente. Acomodó su postura para verle mejor.

— Lo lamento. Tampoco bajes mucho ese ánimo, vendrán más competencias. Mirale el lado positivo, tienes más tiempo para entrenar.

El beso le saco de esa amargura interna y desproporcional que sentía (?.

— Pff... No quede en una competencia de fútbol americano...

La presencia de la platinada le venía bien al azabache, así como gustaba de ella también era su amiga para contarle sus cosas.

— Qué carita...

Llegó y lo primero que hizo antes de sentarse a su lado, fue plasmar un sonoro beso sobre su mejilla.
Luego se dejó caer sentada, alzando el rostro al cielo.

— ¿Qué pasa?