Se aferró al pecho y cuello de su mami, asíntio suave dejando cosquillas con sus cabellos en la piel ajena por su movimiento.

— No lo volveré hacer ...

Dulce debilidad.
Dejó el aparato sobre la mesa de noche y se acercó a Adam hasta acostarse a su lado.

— Te perdono. La próxima vez, sin mentiras.

Otro beso a su cabecita. Lo mimaría un rato más.

Hizo puchero, se había sentido mal y asíntio entendiendo su castigo, no quería dejar de ser espía para su mamá.

— Perdón... No te vayas... Abrazame.

Estiró sus manos hacia ella sin levantarse de la cama.

Una sonrisa se dibuja en su rostro. Travieso y adorable, le costaba mantener su cara seria. Se inclina, tomando la tablet bajo su almohada y asi cerca, le besa la frente.

— Si hiciste, sabes que si Adam. Es tu primera infracción, a la siguiente, ya no serás mi espía.

Alza la tablet con autoridad, alejándose hacia la puerta.

— Confiscada.

Siguió así con los ojos cerrados hasta que la habitación se quedó en silencio. Abrió un ojito y vio la cara de su madre ahí hincada a él, cuestión que se asustó pero se echó a reír por la situación.

— Mami no... No hice nada...

Reía nervioso y se puso de rodillas en el colchón con sus palmas al frente negando en suplica.

— No te molestes....

— ¡...!

Lo había visto, pequeño tramposo. Nina se acerca con las manos en la cintura, parada junto a la cama. Se quedaría allí, en el más absoluto silencio hasta atraparlo nuevamente. (?)

Escondió rápido su tablet bajo la almohada y se hizo el dormido, a pesar que ya lo había visto, el se hizo el loco (?).

— Zzzz.... (?)

Lo atrapó con las manos en la masa. Corrección, con los ojos en la pantalla.
Nina era estricta con los horarios, y sospechaba que a veces su hijo se quedaba jugando o mirando algo en su tablet pasada la hora de dormir.

Asomada a la puerta se aclara la voz. Sonaba molesta.

— Adam, ¿qué estás haciendo?