[code]-Una sonrisa de oreja a oreja se hizo presente en su rostro nada más de sentirle cerca, cerca. . Tan cerca que sólo le bastó con girar parte de su torso hacia donde provenía el sonido de tan apurada caminata, y esa melena rojiza que había mantenido producto de la decepción de tanta espera se había vuelto dorada y reluciente, debía prepararse, darle una buena impresión, así que tomó un par de hojas que habían caído debido al cambio de estación y las colocó en su cabello, y al verle por fin de frente, se sintió intimidada, no por su pinta, sino por el hecho que estaba solo en un lugar como este, no parecía alguien rudo como para afrontar las mil historias que mantenían en mala fama ese bosque, pero esa "preocupación" pasó a segundo plano cuando vio la botella, era su botella.- ¡Es mía! 【. . .】[/code]
