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Sacudió la cabeza después de escuchar la voz de una chica, voz que obviamente no era de Rabirin. Al verla se levantó rápidamente y sacudió sus ropas.

—¡Si! ¡Estoy bien! Eso estuvo cerca...—

Cerró los ojos y soltó un ligero suspiro. Se inclinó un poco hacia al frente haciendo una pequeña reverencia ante la chica; así era como se presentaba ante alguien en el lugar dónde ella vivia.

—Un gusto, mi nombre es Nodoka y la pequeña coneja de ahí es Rabirin.— Dijo mientras señalaba con el índice a la conejita rosa que estaba aún asustada en el suelo.

Nodoka era una niña de trece años, muy amable con cierta actitud encantadora. En la escuela suele ser una alumna de buenas notas, un poco torpe pero siempre dispuesta ayudar a los demás.

Había planeado pasar tiempo con sus tres amigas, Hinata, Chiyu y la nueva integrante Asumi, reunión que había sido interrumpida por un monstruo o como suelen llamarlo un "Megabyogen" junto a un ser quien no pudo saber quien era. Gracias a ellos, ella y su compañera Rabirin habían llegado a un lugar completamente diferente.

—¿Uh? ¿Qué es este sitio?— Le preguntó a la pequeña conejita rosa que la acompañaba, quien no supo responder. No quiso quedarse tanto tiempo parada, debía regresar rápido o de lo contrario la Tierra terminaría infectada.

Caminó recto hacia el lado derecho del bosque con la esperanza de encontrar la salida o a alguien, Rabirin solo le seguía, pudo notar que algo se le acercaba con rapidez por lo que, por instinto, se lanzó hacía el suelo, esquivando lo que parecía ser un hacha. Sólo se quedó en el suelo en un estado de shock.