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Abraxaso · M
De como reaccione ante ello seria su decision, pero si algo cualquiera conocia era que... los goblins de ninguna forma tenian acceso a niveles tan profundos en lo que a la magia respecta.

Por su lado el seguia observando, habian marcas de desgarres en el tronco que fue usado para poder levantar la tienda, esto normalmente no pasaba y eran esas irregularidades las que para el resultaban muchisimo mas particulares, como si algo mas fuese lo que hubiese pasado.

-Terminaste?-

Agregaria mientras el sin cuidado solo recogio algunas dagas cortas, armas de picaros, posiblemente explicaria porque habian sido vencidos tan facilmente.
Abraxaso · M
-Tss..-

No podia ser exactamente alguien para criticarla; las tonterias como la moralidad absoluta le eran cuanto menos aburridas, algo de lo que se habia despegado hace mucho tiempo luego de ciertos eventos. Pero aun asi... no es como que le resultara tan comodo ver un saqueo sin mas, era como si la bruja ni siquiera se hubiese detenido a pensar en lo que pudiese significar.

De todas formas los muertos no resucitarian por no tocar sus objetos.

Mientras tanto para Maeve quizas sin demasiada importancia encontraria algunas armas, pero, para quien tuviese afinidad perfecta con la magia quizas ella notaria algo, una presencia, una muestra de que no se trataba solamente de los restos de una tienda, habian firmas tenues de magia oscura en el interior que Abraxas por ahora ignoraba pero ella podria ser capaz de notar.
Pero se imaginaba que por ello los goblins se habían visto atraídos a ese lugar; cazaban en grupo a presas fáciles y solitarias, los aventureros usualmente andaban de tres en tres o incluso iban solos. Ella, al contrario de Abraxas, no se sintió extrañada al notar aquel abandonado campamento. Era cierto que los goblins y los orcos preferían las horas nocturnas para salir, pero cualquier novato podía ignorar este hecho o se habría podido dejar engañar por alguna treta de ellos. Era un rumor, pero se decía que los goblins fingían llantos infantiles como carnada. ¿Quién no querría salvar a un bebé? Sólo alguien sin conciencia.

—Seguro están muertos —anunció y se metió en la tienda más cercana para saquearla. Lo dejado por los fallecidos siempre era un tesoro para los vivos—. ¡Entra! Aquí hay algunas armas y posiciones. Qué suerte, mercancía gratis.
Puso los ojos en blanco al escucharlo. Bla, bla, bla. Todos sus compañeros de viaje habían querido darle un discurso así en algún punto, ya le resultaba aburrido que se dieran ese aire de saberlo todo sobre ella, ¿cómo creían que había logrado sobrevivir desde su infancia? Por supuesto que no subestimaba a las criaturas pero, lo más importante y por lo que demostraba una gran confianza, no se subestimaba a sí misma y a su aprendizaje. No afirmaría que podía ganar si no estuviera segura de ello.

Continuaron su camino en silencio, siguiendo el mapa y señalamientos. Maeve encontró muy extraño que los pobladores se hubieran armado de valor como para salir de la seguridad de sus hogares.
Abraxaso · M
No era complicado, el anuncio junto a un mapa y los lugareños habían alzado unas cuantas señales. Abraxas iba un poco más adelante, hasta que, estando a varios metros de la cueva pudo notar algo

—Esto…—

Delante de ellos, una especie de campamento, nada más complicado que una tienda y fogata, pero lo extraño es que todo estaba intacto, no habían muestras ni de lucha ni de viaje, pero algunos objetos como armas y pociones se habían quedado atrás

—Esto no es normal…— ¿que clase de persona deja sus cosas atrás? Mucho menos si pensaban invadir la cueva, al menos para su entendimiento no es algo que deba pasar a menos que fueses primerizo
Abraxaso · M
—No subestimes a las criaturas, Maeve. Esa confianza puede ser mortal si no la mides

Lo decía por la experiencia, nacida de la peor manera posible; pero ¿que más da? Eran simples ratas verdes que a ambos les funcionaría para al menos ganar dinero, los poblados eran poco capaces pero muy buenos para pagar dada la necesidad.

Con esto en mente abandonaría junto a ella el sitio donde a descansar se habían detenido, y emprendieron su camino lejos, la zona no estaba demasiado apartada pero requeriría al menos una hora de viaje
Se dio la vuelta sin esperar a que él respondiera y empezó a andar siguiendo el camino que los llevaría a las puertas principales para así salir del terreno habitado.
Maeve miró de reojo el papel que Abraxas le mostraba. Odiaba a los goblins tal vez un poco más que a los humanos, pues estos eran sucios, tenían risas molestas y se metían en lugares que apestaban a queso rancio... ¡Genial! Justo lo que necesitaba para levantar su ánimo. Los quemaría hasta oirlos chillar de dolor o los aplastaría con el peso de ráfagas agresivas de viento; aún no había estrenado la magia que obtuvo del último grimorio.

—Ya qué —dijo, alzando los hombros y ocultando una leve sonrisa por la comisura de sus labios—. Supongo que podemos hacerle el favor a este aburrido pueblo de lidiar con males menores. Pero la próxima vez traeme algo más desafiante o te dejaré ir solo y esperaré en la posada.
Abraxaso · M
—Caverna de goblins, dicen que un ogro los está liderando. Molestos, roñosos, pero pagan bien por sus cabezas, más aún si el ogro es asesinado también—

Negocios son negocios, al menos así era para Abraxas, con esto expuesto expuso el anuncio para ella y así, su respuesta esperaría

—Te unes?—
Abraxaso · M
Una risa de sus labios emergió en ese instante, era un poco gracioso poder llegar a causar ese efecto en ella ¿Donde estaba ese estoicismo? Tomaría el arma y con esto la guardo con lentitud dentro de la funda, otro agregado para lo que debía pagarle aunque ¿Esto no era un favor? Dudoso, aunque no se lo comentaría, después de todo era útil

—Dejando de lado eso; justamente el siguiente encargo nos será de ayuda— Entre su túnica rasgada extrajo un papel, un papiro de colores amarillos que dejaba vista la vejez del papel, lo clásico de los gremios, una sola inscripción para una tarea sencilla

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