— Sabes que sí, te acompañare a donde quieras, Aimi. —
Le respondió con el tono de voz lo suficientemente alto para que ella pudiera escucharlo, volviendo a ella después de algunos segundos con un vaso en cada mano, para cada uno.
— Conmigo estás segura, dado el caso, daría la vida por ti. Ese es mi trabajo. —
Le sonrió ligeramente, tranquilizándola —

—No he salido últimamente de casa, pero mañana tengo una comida especial... ¿Me vas a acompañar, cierto? —Alzó la voz un poco al notar que él iba alejándose; su sonrojo fugaz de fue desvaneciendo una vez recordó el motivo principal por el que él estaba ahí: las amenazas de un desconocido que quería su cabeza. —Últimamente he estado tan paranoica, es como si no pudiera confiar en nadie...

— ¿Ah si? Ya veo. —
Notó las mentiras de la mujer a kilómetros de distancia, sin embargo le dejó ser, al fin y al cabo, no interferia con su trabajo. Se dio la media vuelta y camino hacia la cocina, por un vaso de agua. — Solo quería asegurarme de que estabas bien. — Respondió.

—¿Sí? Oh... Tal vez apenas esté iniciando el resfrío. —Mintió nuevamente, desviando la mirada para evitar tener que enfrentar la de Tatsuya y que supiese la verdad; Aimi se condiseraba experta en las mentiras y una gran actriz, pero él parecía poder escudriñar en su alma cada que la veía. Sonrió levemente, ladeando la cabeza para no sentir más su mano y evitar sonrojarse más. —¿No era hoy tu día libre?

— ¿Segura? —
Preocupado, llevo la palma de su mano derecha a la frente de la mujer para calcular su temperatura.
— Tu temperatura parece normal. ¿Te sientes bien? —

—N-No es por nada, tal vez me esté resfriado o algo así... —No quería explicar lo que sin querer había visto al cambiar canales al azar en la T.V.

— ¿Y esa mirada? —