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LeoB1559438 · 36-40, M
— Tch. Encontré a otro hombre de la "Sociedad", un mafioso italiano que tiene sus garras bastante metidas en el gobierno, y claramente un ocultista, como lo es el "Librarian". Nuevamente nos encontramos aquí, arrancando las raíces de lo que... mi abuelo dejó atrás. — Entonces tomó aquella silla y se sentó frente a ella, al darle vuelta. Recostando así sus brazos cruzados sobre la parte alta de este, y recostando su mentón en estos mientras le veía. —.. ¿Quieres ir?
ATIZE · 36-40, F
— Hmm... — Empujó la silla hacia atrás para ponerse de pie. Con cautelosos pasos se acercó a Leo, un enigma hecho hombre. Cruzó los brazos y puso atención. — Cuéntame. No es por el dinero... Es más personal. —
LeoB1559438 · 36-40, M
— Hm, tengo todo que ver con eso, Atize. — Dijo con calma mientras alzaba su rostro, mostrando una encantadora sonrisa para acercarse con ambas manos en sus bolsillos y decir. — ¿Prefieres broncear tu "culo" en el Dust y perderte una jugosa recompensa? Ya sabes que no te molestaría si no tuviese necesidad de tus talentos. Eres perfecta para ----hacer desaparecer evidencia. — Añadió chasqueando sus dedos y moviéndolos como emulando llamas. Algo que Atize notó era que estaba más relajado, cuando ella le conoció estaba sumido en el dolor de perder a su hermana, pero ahora . . . era otra vez él . . . quizá.
ATIZE · 36-40, F
Ella estaba sentada en una mesa, concentrada en limpiar distintos artefactos. Había armas blancas, unas pocas de fuego, ella realmente no trabajaba con ese tipo de elementos pero debía limpiarlos: Todos ellos tenían una suciedad verdosa de tono resplandeciente, en forma de polvo. Estaba tallando con fuerza los filos de las armas cuando escuchó sus pasos. — Y hubiese sido más tiempo, estaba bastante feliz bronceando mi culo si no fuese porque alguien trajo de vuelta el Dust. — Detuvo su actividad y le miró de soslayo con cara de pocos amigos. — ¿No tendrás algo que ver con eso, cierto? —
LeoB1559438 · 36-40, M
En ese momento el albino se acercaba con calma hacia aquella mujer de rojos ropajes, una que se había dicho había conocido a su cruel abuelo en negocios oscuros y tratos mercenarios. Manipuladora de llamas y artilugios de arcana, el albino había decidido acercarse para sellar algún trato o dos, mientras le veía a lo lejos entonces vistiendo un elegante traje militar, el varó acomodó su chaqueta tomándola de sus bordes internos, mientras llevaba un cigarrillo negro entre sus labios, soltando una bocanada con aroma a canela tomando el mismo entre dos dedos y alzando su mentón mientras acotaba con interés. —... Atize, ha pasado bastante tiempo ¿No es así? — La última vez que se encontraron tuvieron una extraña aventura en un lugar que parecía las ruinas de un accidente nuclear, por ende estaba acostumbrado a trabajar con ella bajo presión.
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