— La última invocación hacía unos meses no había sido tan exitosa como hubiese deseado, un gran guerrero a sus ordenes pero por muy poco tiempo antes de que fuese devuelto al llamado Trono de Héroes, y a diferencia de los magus actuales, el pelirrojo quien había retornado de una exitosa campaña en Azarath había decidido que antes de continuar con los siguientes pasos de su plan debía conseguir aliados más poderosos, los Remanentes del Caos, Cultistas e inclusive el merodeador Dark Wurm eran oponentes que finalmente después de un largo tiempo rivalizaban o en ocasiones como en el último superaban el poder neto del marionetista, sin embargo bien sabía el pelirrojo que no todo es poder.
Se tomó unas semanas para descansar luego de aquella misión tan peligrosa para recuperar el infame y famoso caliz de Dagda, donde enfrentaron las fuerzas de un potente nigromante, y ahora que sus fuerzas se habían recuperado, y sus lazos con las Líneas Ley que se conectaban con su Teatro de las Marionetas que era una gran dimensión paralela de su creación donde guardaba sus creaciones, decidió tomar un paso adelante. Lo grato de ser un caminante planar era que si en esta realidad no existía algo que necesitaba, podía tomarlo prestado de otra, y por ende en otra tangente existencial, el pelirrojo se dedicó a buscar algo que pudiese traer a la que deseaba traer de entre tantas opciones existentes, aquella que lideró Gran Bretaña, pero no su forma joven e inmadura, si no literalmente su personificación perfecta, aquella que "pudo haber sido" si no hubiese sido asesinada por Mordred... La Diosa de Rhongomyniad.
Para asegurarse que aquella convocación fuese certera necesitaba algo, algo que literalmente le asegurara casi el hecho de que la "Rey León" fuese a llegar a sus manos para un contrato, y por ende habiendo logrado llegar al campo de Camlann donde encontró nada más y nada menos, gracias a su percepción mágica una astilla de la famosa lanza que portaba aquella mujer. Aquello no fue fácil, no recordó cuánto tiempo le tomó para encontrarla pero sin duda los retos temporales eran banales para uno que ni siquiera consideraba el tiempo al viajer entre tangentes.
Por ende y finalmente sabiendo que la hora había llegado, y habiendo escrito un círculo de convocación con el catalizador en el centro, el pelirrojo acomodó su corbata, haciéndose algunos pasos hacia atrás, su rostro pálido mostró una pequeña sonrisa mientras sus ojos de color distinto por heterocromía, pues un ojo era bronce y el otro dorado, se posaron en dicho catalizador, comenzando a recitar cantos de convocación mientras las líneas de mana comenzaban a alimentar el ritual.
Let silver and steel be the essence. Let stone and the archduke of contracts be the foundation Let (colour of the catalyst) the colour I pay tribute to / Let my great Master (your ancestor’s surname) be the ancestor* Let rise a wall against the wind that shall fall Let the four cardinal gates close. Let the three-forked road from the crown reaching unto the Kingdom rotate.
I hereby declare. Your body shall serve under me. My fate shall be your sword. Submit to the beckoning of the Holy Grail If you will submit to this will and this reason…Then answer!
An oath shall be sworn here! I shall attain all virtues of all of Heaven. I shall have dominion over all evils of all of Hell!
