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22-25, F
About Me
About Me
[med]WONDERLAND TIME WARS[/med]
Nombre: Alice Kingsleigh
Edad: Actualmente 22 años.
Color de cabello: Rubio claro.
Ojos: Celeste claro.
Estatura: 1.67

Mi nombre es Alicia. Un nombre no muy interesante donde nací, pero uno muy llamativo en mi nuevo hogar. Al principio que llegué pensé que estaba soñando. Vaya, que yo era tan sólo una niña la cual había caído desgraciadamente en otra dimensión, llena de peligros e intrigas. Las personas que conocí insistieron en decirme que era un sueño, pues a mis espaldas hacían todo lo posible para que pudiese volver a casa, pero antes la conocí a ella. A la hermosa mujer en rojo de actitud imponente y voz alta. Tan sólo unas horas con ella sabía que ese ser había cambiado mi vida, le había dado luz, me había dado cuenta de quién era yo.

Pero era demasiado joven, y mis amigos decidieron por mí. Me ayudaron a volver a casa, al mundo humano. Enviaron de vuelta a alguien totalmente diferente, una humana que ya no encajaba en las ideas y preferencias de Londres, un ser que había visto un mundo distinto.

Pasé días, meses, años intentando soñar de nuevo con ese mundo. La obsesión por esa idea me consumió. La ansiedad y desesperación por el nulo sentido de pertenencia que sentía en casa estaba provocandome una des conexión total del entorno. Gritaba, agredía, lloraba. Digamos que la intolerancia a esos comportamientos es muy baja, así que ... ¡Me internaron!

Esa vez fue lo más cerca que pude estar de un sitio cómodo. La gente en ese lugar era colorida, distinta, con mucha personalidad. En lugar de sufrir, yo reía envuelta en una obsoleta camisa de fuerza. Cada vez que podía tener una conversación con alguien, aprendía algo nuevo. Fue cuando conocí al Sr. E, alguien que había soñado lo mismo que yo, que me dijo la verdad.

"Ese lugar existe. Y lo que te lleva a él es la magia. Tienes eso dentro de tí."

Volvimos al concentrar juntos nuestros pensamientos, pero éramos diferentes. Algo hacía tic tac dentro de nosotros, y al cabo de varios días nos acorralaron en un callejón y nos mataron como si fuésemos hormigas. No teníamos dinero, tampoco equipo ni armas. Al Sr. E simplemente lo desecharon en un arrollo, a mí me arrastraron al centro de una plaza y se burlaron de mi cadáver. Le arrojaron todo lo que pudieron para menospreciar a la ingenua humana que había deseado volver al paraíso que ahora estaba hecho infierno.

De alguna forma, La Reina Roja se enteró de mi regreso. Envió al conejo blanco a devolverme treinta días de vida y unas pocas monedas. Impropio de su trabajo, decidió darme un consejo: "La reina no está de humor para nada, ni nadie. Si crees que esto es una muestra de su aprecio, te equivocas. Te hará vivir, porque desea verte sufrir y morir cuantas veces sea necesario. Ocúltate, Alice. Márchate de aquí. "

¿Cómo podría creerle al conejo blanco? La Reina Roja me quería. Me había tratado como a una igual cuando era niña, era imposible que esas fueran sus intenciones. Con las monedas me compré ropa para cambiar los sucios harapos que me habían dejado mis anteriores asesinos, los cuales se quedaron con mi tiempo. También conseguí una espada e intenté verme atemorizante, fuerte. Mi segunda muerte llegó al cabo de dos días, la tercera después de una semana, y el conejo siempre volvía, pero ahora sólo me daba piedras semanales.

Esta vez escuché su consejo. Intenté huir hacia los bosques, pero de alguna forma los naipes siempre me encontraban, y me daban una paliza por ello. Algunas veces volvía a pie, otras era necesario que me arrastraran. Perdí la cuenta de cuántas ocasiones busqué huir, y luego dejé de intentarlo.

Uno de los naipes se compadeció de mí. Decidió entrenarme diariamente, y así obtuve habilidades auto suficientes con la espada. Llegó el momento donde podía ganarle a los aldeanos promedios, y se hizo mucho más difícil vencerme. Cuando me convertí en un desafío, ahora fue que las criaturas mágicas se fijaron en mí como carnada, y las muertes se retomaron. Era como si compitieran para ver quién podría torturarme mejor, hacerme sollozar.

Las cosas se tranquilizaron cuando me acerqué a seres poderosos. Entre Mad Hatter, Chesire, y March Hare formábamos un buen equipo. Dejé de morir en lapsos más largos, pero sabía que desde las sombras era observada, buscando cualquier instante en el cual me apartara de mis amigos.

***Cuenta 100% Rol: ON. Cualquier chat, mensaje, será tomado on. Favor de mantener al mínimo las aclaraciones off para mejorar el rol.***

TEMÁTICA DE NUESTRO FORO

Todos conocemos la historia de Wonderland. Una que había sido contada por la pequeña Alice, cuando su incredulidad la había hecho creer que aquel lugar había sido nada más que un sueño, una creación de su imaginación.

No pudo haber estado más alejada de la realidad. Alicia había caído en una dimensión a la cual pocos humanos podían acceder, pero no era imposible. Ahí, había toda una monarquía a cargo, pueblos y territorios extensos, algunos aún no descubiertos. Los seres convivían en armonía, pero suprimidos por una demandante reina que cada vez sentía cómo su control se alejaba de sus manos, así que ideó un plan para conservar el control.

En conjunto con el Rey, reunieron toda la magia que les fue posible para cambiar la vida de todos los ciudadanos el reino: transformó sus corazones latentes en mecánicos relojes, conectados a una joya cuya carga mágica era traducida a tiempo de vida. La moneda del reino se volvió obsoleta, las prioridades confusas, la gente debía pagar sus impuestos a cambio de tiempo de vida, recargas de magia para seguir respirando

Los anteriores crímenes de robo ahora eran uno con el asesinato. Las costosas gemas eran cada vez menos accesibles, la gente pobre la más vulnerable. Pronto el pueblo se descontroló, la gente volviéndose experta en matar. La reina al contrario de preocuparse estaba extasiada.

Dentro de la protección de sus naipes el reino era el perfecto parque de diversiones para sus sádicos gustos, los cuales no compartía el Rey. Este último expresó su disconformidad, incluso encontró a personas que compartían su pensamiento y entonces, la reina lo descubrió. Fue en su última noche juntos que lo asesinó con sus propias manos, y escarbando su pecho con las uñas sacó de él un reloj color rojo, uno que ella también poseía, un reloj eterno.

Con el objeto en sus manos tuvo una fantástica idea: haría que la gente compitiera por el valioso objeto, le daría la posibilidad al más fuerte y loco de los desgraciados en el pueblo de ser inmortal, de convertirse en un consorte digno de ella.

Faltaba una semana para el inicio, y pronto las habilidades de asesinato se convirtieron en la cualidad más valorada del pueblo, algunos pagando millones en patrocinio por un campeón, otros luchando directamente por el premio. Hombres, mujeres, edad, no era relevante, la reina no tenía una preferencia específica. Tan solo deseaba al más brutal de los seres a su lado, a su merced.