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— Qué detestable eres. Lástima que no hay devolución para regalos de ese estilo. — Le sonrió porque no había nada que molestase más a ese amor retorcido de su hermano que el ánimo estable de la vampiresa. — Claro que hay un motivo, pero hoy me da la gana reservarlo para mí. — Enarcó una ceja a la par en que, sin otra opción aparente le dejó acercarse a ella.

— Todo en ella siempre lo ha sido. — La incomodidad al tacto fue notoria al barrerse apenas a un costado para marcar una nueva distancia, los regalos eran sólo objetos vacíos para pretender que había algo especial que realmente no existía, apariencias envueltas.
— ¿De qué motivos hablas?, no recuerdo haberte mencionado nada.

— Uhm... — Se acercó a él para sentarse a un costado, seguía observando el obsequio que había en sus manos.
— No era necesario, sabes... Sabes lo mucho que odio festejar mi cumpleaños.

━ ¡D- -dorobou san! ¡No me haga daño! ━ Está temblando de miedo. (?)