-Su educación le impedía rotundamente el ser informal con él sobre todo por ser primo de Leo aun así sin ninguna reacción exagerada solo disfrutó de verlo devorar el postre, usando luego un pequeño pañuelo para limpiar las boronas de su rostro.-
Me llena de dicha que le gusten, amo Blythe.
-Obedeció aun así a sus sugerencias de nombres y luego le dio un pequeño probado a uno de los dulces, era verdad que tenía buen sabor así que sonrió inconsciente. -
Es verdad, han quedado muy bien, procuraré hacer más para usted y que sean diferentes para que no se aburra del sabor.
— ¡Oh vamos! Si crecí en un barrio más humilde del que tú creciste luego de que mis padres decidieron irse de Europa. Blythe está bien o si tanto insistes, Amo Blythe. Aunque de verdad suena raro.
En cuestión de momentos ya tenía uno de aquellos pastelillos en la mano casi inconsciente, con algunas migajas en los labios y mejillas, masticando, tragando y pausando para hablar, fue entonces que acomodó sus gafas y dijo con calma y seriedad.
— Esto está absolutamente delicioso, es casi un pecado que lo tenga que comer solo. ¡Come uno!
-Una de las cualidades que más apreciaba en Blythe era lo poco complicado que resultaba complacerlo. Podía usarlo de excusa para practicar la repostería y demás estaba decir que su cocina era excelente. A su pregunta le respondió con la más amable de las sonrisas y entonces cortó de a poco la distancia para hacerle llegar el aroma dulce de sus practicas.-
Preguntó algo antojado de la repostería que parecía llevar en aquella canasta, a diferencia de sus primos y familia era un chico bastante comelón y sólo porque se pasaba entrenando en las mañanas no era alguien sumamente obeso. Había que agradecer a su tiempo en Estados Unidos el haber cogido malos hábitos alimenticios, y era obvio que se le notaba bastante ansioso de probar uno de aquellos.
