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El ave nocturna que mora el nido del mundo, ansioso por conquistarlo y destruirlo.
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[code]Todos tiemblan ante la furia del clan de Lumea, guerreros salvajes que en su idioma no hay palabra que no sea destinada para la lucha. Conquistadores sin hogar, que se mueven en manadas inmensas combatiendo para grandes príncipes que gastan fortuna al utilizar el puño de estas jaurías de guerreros.

Nightingale fue el hijo de Nighthawk rey del clan de Lumea y Asolorei, la ultima de los elfos del bosque de Dremor, aquel extraño y para nada amoroso matrimonio dio a luz al mitad elfo, que desde el primer instante de su nacimiento, una espada fue colocada en su mano y la sed de sangre en sus labios.


Era de esperarse que el joven heredero actué con ferocidad, y así fue, Nightingale demostró el poder desde su juventud, pero así también un hambre por la sangre que pocas veces se había visto en su raza. Al mitad elfo nada mas le interesaba la lucha y la conquista, no temía a la muerte, al contrario, parecía desafiarla en cada marcha que incursionaba.
Para semejante guerrero, ningún arma podía satisfacer sus demandas, sus espadas se partían y se oxidaban con la sangre de sus enemigos, pero fue casi milagrosamente que llego hasta ella, la gran Hămesit, la voraz arma de los devoradores de mundos.
Esa espada poseía voluntad propia, los soldados mas cercanos al jefe de guerra podían sentir como su señor susurraba en su ámbito privado con el arma, como si ella fuese capaz de responderle al caprichoso señor.

Pero ningún desafió lograba llenar su corazón; No importara el enemigo que se enfrentara, tampoco los reinos que saqueara, nadie podía contentar el hambre de su corazón. Esa lujuria incontrolable que le poseyó.

En el combate llevaba su enorme espada con elegancia y serenidad, deslizándola entre las líneas enemigas con un estilo que hipnotiza de sólo contemplarlo. Con cada enemigo que derribaba, la espada bebía la sangre de sus adversarios y llenaba a su esgrimidor de un poder inaudito, logrando que el propio Nightingale continué su brutal pero elegante campaña de sacrificios guerreros.

Pero al igual que un adicto a la sangre, no todas sus decisiones fueron correctas, y entre mas alto batían en marcha sus soldados, mas notaban que no eran imparables, puesto que hasta los propios guerreros de Lumea tuvieron el amargo sabor de la derrota, en una emboscada contra una alianza de viejos enemigos, que les superaban en numero por legiones.

Los guerreros y su jefe batieron en combate durante un día entero, hasta que no quedo ni un solo hombre en pie, excepto, Nightingale que tambaleante y con su fiel espada en mano ardía en frenesí, pero incluso la fogata de su furia pudo ser apagada por un mar enemigo, y la muerte, por fin le asedio entre los cadáveres de amigos y enemigos. No acepto su muerte, pues chillaba, insultaba y desdeñaba a su inútil cuerpo, que se negaba a levantarse ante tan atroces heridas, pero fue poco a poco cuando sus ojos se cerraban, la luz se extinguía, pero su enojo y su voracidad no hacían mas que despertar.

No hubo testigos de aquella masacre, no hubo ni un solo sobreviviente que haya sido capaz de contar lo que le paso al Señor de la Guerra caído, pero todos coincidían en algo, su furia le había echo inmortal, una vez caído su cuerpo, jamas se negó a soltar la espada maldita, aquella que dio señales de vida una vez que su señor yacía en la tragedia de la muerte, el arma había acumulado la sangre y la energía de mil guerreros asesinados por ella durante todas las campañas al mando del conquistador, y su poder había sido capaz de alimentar el alma voraz de Nightingale, que una vez mas se alzaba para derrotar a sus enemigos.

Nada mas se supo del gran guerrero, ni siquiera se sabe si es cierto que huyo, pero muchas veces, se oye en las tierras míticas de los demonios, que una enorme manada de esperpentos y criaturas diabólicas son comandadas por un espadachín inmortal.
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[code]Fisionomía:

A primer impresión, es un hombre colosal, su altura asciende con facilidad los dos metros, y es sin lugar a dudas, un imponente caballero, cada parte de su cuerpo esta revestido en tremenda musculatura, pero con un porte tan noble y sublime como el de un rey. Su cabello es blanco como la nieve, y sus extensiones pueden variar conforme a su gusto o el estilo que gusta llevar, acostumbra sin dudas a mantenerlo largo, pero siempre en prolijas y optimas condiciones. Su físico esta repleto de prominentes y pronunciadas cicatrices, siendo la mas importante aquella que se sitúa en el medio de su pecho.
Ojos rojos como la sangre que gusta extraer de sus enemigos, una sonrisa cargada de éxtasis o un semblante duro de paladín. No posee ningún tipo de pelo corporal con excepción de sus cejas blancas o su cabello, así como una barba que a veces se deja notar como culminación de madurez y respeto. Sus orejas puntiagudas recuerdan su naturaleza elfica, decorados con algunos dorados pendientes.

Vestimenta principal: Armadura de Sângeros

Placas de mineral plateado conforman cada una de las partes del traje de guerra, su peso es colosal y es contenedor de la cota de malla de la misma consistencia, anudadas en finísimos círculos de blindado material. Hombreras que terminan en puntiagudas puntas que permiten incluso cubrir el cuello de ataques laterales, manoplas y guanteletes conformados de fuente metal, finalizando en afilados nudillos que sobresalen como garras de dragón.

Posee un poder protector increíble de manera pasiva, pudiendo fácilmente resistir embates de armas convencionales y místicas, aunque sus principales habilidades defensivas aplican el uso de energía interna del Señor, permitiendole no sanar heridas, pero si acomodar huesos rotos y contener hemorragias, clavando internas púas que retienen caudales sanguíneos, permitiendo alimentar con ellos la maquinaria blindada de su usuario.

Esta armadura opera con la sed de violencia de su usuario y sus características malditas pueden ser alimentadas con la sangre ajena.

No es extraño que el Conquistador utilice solo las partes secundarias de la armadura, es decir solo las hombreras y los guanteletes, para así acelerar y llenar sus fuentes de sangre, a pesar de que el costo podría ser demasiado para el guerrero.

Hămesit: La Espada mas Voraz.

La espada sanguinaria es sin dudas una de las mas peligrosas armas que existen, de sus orígenes nada se sabe, pero si se conoce bien lo maldita que esta. No puede ser blandida por nadie a menos que la propia arma permita su uso, en caso de negarlo, tanto su filo como sus habilidades quedan anuladas.

Nightingale es su único dueño conocido, y sin dudas el mayor experto en su uso. El arma mide en su forma originaria, un metro setenta de altura con mango incluido, este mide un total de treinta centímetros, podría considerarse un mandoble de uso a dos manos, pues su peso es colosal, sin embargo, para un guerrero sobrenatural como su dueño, es capaz de blandirla con facilidad a una sola mano.
No es un arma absurdamente decorada, tan solo su pomo redondeado conlleva una joya rojiza símil a un rubí. Sin embargo, Hămesit posee un filo tremendo, y una durabilidad mayor, en su forma inicial el arma es capaz de cortar, seccionar, apuñalar y desmembrar casi cualquier metal común con facilidad sin presentar una sola magulladura en su perfecto acero. Sin embargo, su principal faceta y el secreto de su poder es su capacidad de poseer la sangre de quienes son heridos por ella, el arma es capaz de absorber el escarlata liquido con tan solo un leve corte, alimentándose de ella y obteniendo poder suficiente para mutar de forma, algunos creen que es por el hierro que habita en la sangre humana, sin embargo, aquello quedo negado al cortar seres que no conllevan esas condiciones (Demonios). La sangre es la forma en la cual el arma vacía y consume el alma de sus rivales, almacenándola en su hoja y permitiendo liberarla en combate.

Hămesit almaceno durante toda las luchas de su usuario, la sangre y las almas de miles de rivales, sin embargo, para aprovechar sus poderes es necesario tiempo y canalización de su usuario (casteos), sin embargo, con la sangre de un rival nuevo aquellos procesos pueden adelantarse en pleno combate.
El arma es capaz de mutar su forma conforme canaliza energía, donde su filo es capaz de seccionar seres astrales e incluso demonios.
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