Suspiró, ese abrazo la hizo sonreír, llevó sus manos a las ajenas y cerró sus ojos dejándose hacer. —De acuerdo, camarones serán. — accedió, no podía decir que no ante esos cariños.
Lynn parecía un zorrito enfadado cuando la molestaba, aunque no descartaba la idea de que por más adorable que sea, un zorro puede atacar a la yugular. Se le acercó para abrazarla por la espalda y aprovechando su estatura dio un beso en su mejilla. —Pero camarones sí.
Le divertían cosas muy extrañas y definitivamente sabía fastidiarla cuando se encontraba con mal humor, pero cuando sugirió pasta para la cena la pelirroja frunció el ceño. ¿Le estaba tomando el pelo para otra de sus bromas?. —Yo la cocino y no, no vamos a ponerle tus ingredientes innecesarios... — Se adelantó cruzandose de brazos y mirándola amenazante o bueno eso intentaba. Pará Alana cualquier mirada de ese tipo resultaría en algo adorable.
Su expresión está vez fue llena de seriedad, Alana conocía mejor que nadie que la pelirroja no daría su brazo a torcer tan fácil cuando el mal humor la atacaba por el hambre. — Una lástima...
Colocó una mano contra la pared para acorralarla, y con la otra la tomó por el mentón, con la suficiente fuerza como para que lo sintiera. —Yo también tengo hambre.
Ahí estaba de nuevo esa amenaza, como cazadora se acercaba a ella y Lynn quedó acorralada contra la pared. Extendió sus manos como si eso fuera a detenerla. —Claro que sí decido, tengo hambre. Y no pienso ceder hasta que me alimentes... —
Justo a tiempo se movió a un lado, tenía esa clase de 'suerte' para esquivar golpes y ataques y con ella no sería la excepción. Una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro mientras avanzaba hacia ella y la asechaba. —Tú no decides cuándo es momento o no.
