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AC1555631 · F
Flashback
No importaba cuanto tiempo la albina tratara de evadir a su nuevo "amigo", ni el empeño que pusiera en decir palabras nada propias de ella para hacerlo retroceder; él no le daba tregua. No tenía motivos para privarse de conocer a Ivar, pero algo dentro de ella -el recuerdo de un sueño quizá- le decía que él no era de fiar. Por eso, días atrás, en cuanto lo vió recorriendo el bosque que ella rondaba con frecuencia intentó no toparse de frente con él. En pos de su mala suerte parecían estar destinados y fue cuestión de tiempo para que él se percatara de la presencia femenina y el choque esperado surgiera. — Déjame en paz. — Le había dicho ya por enésima vez mientras sostenía entre sus brazos a un conejo blanco que de vez en vez alimentaba con lechuga. — Cada día vengo aquí y cada día apareces tú justo en mi camino... — Con el ceño fruncido, algo pocas veces visto en ella, trató de hacerle saber todo su rechazo.
No importaba cuanto tiempo la albina tratara de evadir a su nuevo "amigo", ni el empeño que pusiera en decir palabras nada propias de ella para hacerlo retroceder; él no le daba tregua. No tenía motivos para privarse de conocer a Ivar, pero algo dentro de ella -el recuerdo de un sueño quizá- le decía que él no era de fiar. Por eso, días atrás, en cuanto lo vió recorriendo el bosque que ella rondaba con frecuencia intentó no toparse de frente con él. En pos de su mala suerte parecían estar destinados y fue cuestión de tiempo para que él se percatara de la presencia femenina y el choque esperado surgiera. — Déjame en paz. — Le había dicho ya por enésima vez mientras sostenía entre sus brazos a un conejo blanco que de vez en vez alimentaba con lechuga. — Cada día vengo aquí y cada día apareces tú justo en mi camino... — Con el ceño fruncido, algo pocas veces visto en ella, trató de hacerle saber todo su rechazo.
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