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A pesar de sus crecientes deseos de ver ante todo a su hermano menor y saber de su estado, había algo que debía hacer primero. El lazo empático que lo unía a Evangeline a pesar de la distancia, sumado a su infalible olfato, lo hizo llegar hasta donde estaba, y solo cuando estuvo a escasos metros de ella, se atrevió a deshacer las barreras psíquicas que él mismo había puesto.

"Eve."
 
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—Je comprends... Creeme cuando te digo que cada momento en que no estuviste aquí entendí tus razones— Sintió su cercanía como algo que marcaba el fin de todas sus angustias, era tan agradable, lo había necesitado tanto —Pero aunque lo comprendía aún así... Aún así me sentí tan sola sin ti, tan abandonada...—

Las emociones eran tantas que se desbordaron por sus ojos en forma de lágrimas, su regreso significaba tantas cosas —Yo... Estoy feliz de que hayas vuelto... Pero estoy también tan enojada contigo...— Subió sus manos y se aferró a la ropa de Armand, temblando ligeramente —Je te déteste, Armand... Te extrañé tanto cada día...—
ABs1582147 · M
Désolé, mon diamant. —Respondió en seguida, tomando su delicado rostro entre sus manos una vez que se le acercó—. Tuve que hacerlo de esa forma, ni siquiera tú debías saber dónde me encontraba.

La envolvió con sus brazos, abrazándola contra su pecho y con su mejilla rozando su cabellera con cariño, siguió. —Todo se vino abajo repentinamente, Eve. Mi can te puso en peligro, al igual que Adrael. Y cuando su felicidad pasó a ser el detonante de mi ira, tuve que alejarme. —Se refería a Adrael, recordando cómo su temperamento se había descontrolado y lo hubiese llevado a hacer a Adrael completamente miserable de no retomar su autocontrol.

—Ya me encuentro bien, Eve.
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Podía percibir esa calma en su calma, tan contraria a lo que estaba pasando en el interior de Evangeline, se puso de pie con obvia prisa, pero no avanzó ni un paso, solo se giró hacia donde la figura de Armand era enmarcada por la luz de las calles, sus ojos se encontraron con el par ajeno.

"—¿Es uno de esos sueños?—" Cuestionó ladeando el rostro, su presencia, su aroma, todo era real y lo sabía pero aún le costaba creer la facilidad con la que se presentaba ante ella, casi tanta como con la que se fue, sin despedidas, sin promesas —Tanto tiempo en silencio... Te sentía tan mínimamente que a veces creía que ya no existías más...— Su voz se quebró por un momento, así que calló, mordiéndose el labio.
ABs1582147 · M
Se quedó de pie en la ventana mirando a sus ojos, y mientras percibía a detalle el conglomerado de emociones de su melliza, su alma y corazón se encontraban -extrañamente- en absoluta calma. Mantenía el temple, dejándola sentir, mientras se adentraba en el departamento.

Pudo haber hablado en voz alta, pero prefirió seguir comunicándose a través de su mente.

"Tuve que hacerlo. Lo entiendes, ¿verdad?" Y si no era así, estaba dispuesto a darle todas las explicaciones que exigiera.
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Mentiría si dijese que no necesitaba de un tiempo en completa soledad, las noches en la mansión eran lo bastante ajetreadas y ruidosas como para mantenerla ocupada cuando lo necesitaba, pero a ese punto, con todo lo que estaba sucediendo aquello era demasiado. Su cabeza y corazón estaban hechos un desastre cada uno y en aquel pequeño departamento, apenas suficiente para una o dos personas, era capaz de desconectarse por lo menos algunas horas.

Por ello que, cuando esa voz, tan conocida por la vampireza pero que creyó que no volvería a escuchar pronto resonó en su mente casi dio un brinco en el sofá, se quedó en silencio, no solo física sino psíquicamente mientras los sentimientos se agolpaban en su pecho, emoción, ira, alegría, resentimiento, molestia... amor "—Armand...—"

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