-Oh... ya veo... es mejor no preguntar mas...

Responde, suspirando y llevandose la mano al pecho. Estaba preocupado por su hijo, demasiado preocupado, pero tenia que aprender a darle su espacio en ciertas cosas.

- Mis planes? Bueno, no tengo muchos. Seguir mi vida en esta mansion luego de cuidar de tu padre, hacer cosas nuevas, vivir un poco y trabajar en recibir el perdon de mis hijos.

Al decir aquellas ultimas palabras lo mira directamente a los ojos con los suyos siendo de color notablemente claro

- Quiero disculparme por no hacer nada hasta el final... y se que me va a demorar tiempo hacerlo pero aun asi me voy a esforzar, no quiero seguir siendo un arma de su padre nunca mas.

Mantuvo la sonrisa enigmática ante la pregunta, mientras pensaba un poco su respuesta. Cuando supo qué contestar, sin revelar nada de lo ocurrido, alzó uno de sus índices.

—¿Sabes qué? Puedes contarle a père que tuvo la razón sobre los licántropos el día de la última golpiza, seguramente se va a reír de mí.

Dió otro trago a su copa y relamió sus labios para quitar cualquier exceso de sus comisuras, antes de dejar reposando la copa nuevamente en la mesa.

—Pero ya encontraré con qué reemplazarlo, conseguiré de nuevo alguna bestia que no sepa hablar... En fin, mère, ¿por qué aburrirte con estas desilusiones de mi vida? Quiero que me cuentes qué planes tienes a partir de ahora.

Debia aceptar que nunca habia llegado a saber que tan extravagante era su hijo, pero fomenzaba a darse una idea de lo increiblemente "especial" que este era. No era la primera vez que veía esclavos castigados, en su propio castillo habian muchos

- No te preocuoes por el desorden, no es nada que no haya visto.

Comenta tranquilamente, sentandose junto con el en aquel espacio tan calmado y acompañado por el silencio que tanto amaba de las noches, cerrando los ojos y abriendolos al ver que le colocan la copa de sangre delante, aunque estaba mas curioso por sus palabras

- Sucedio algo con el chico lobo? Tuviste que deshacerte de él?

Pregunta con tranquilidad, deseando saber lo que estaba sucediendo entre ellos, queria saber mas de la vida de su hijo aunque este siempre se lo habia hecho algo mas que dificil por lo cerrado que era.

Alzó su copa como su brindara y dio un trago de la misma. A diferencia del vino, la sangre se tomaba sin "mover" pes si se oxigenaba demasiado, se oxidaba y perdía frescura.

Sonrió ante la pregunta de su madre. —"Amante" es una palabra muy fuerte, pero no podría negar las cosas que hice con el que fue mi querida mascota. Pero eso ya no es algo que tenga que preocupar a Derek respecto a la imagen que pueda traerle al clan. —Creyó haber terminado, pero en seguida agregó—. Aunque, el daño probablemente ya esté hecho, ¿no? —Y como si fuese una travesura de poca importancia, se rió.

Una vez en el jardín, iluminado con lámparas de gas, la luna y algunas luciérnagas, exhibía al fondo, a varios metros, los cuerpos castigados de esclavos todavía vivos.

—Entenderás que no esperaba visitas, mère, así que lamento que presencies este desorden.

Con un frívolo de su mano, ordenó a un par de sirvientes el retiro inmediato de los castigados a su habitación conjunta. —Curen bien sus heridas, no deseo enfermedades rondando mi mansión.

Mientras se "limpiaba", tomó asiento en una mesa de jardín, que ofrecería una agradable estancia, de no ser por las costumbres extravagantes del propietario. Allí a cada uno le sirvieron una copa de sangre fresca, dándole a entender a Argenis, que aunque se hubiera negado, siempre podía cambiar de opinión.

Argenis se le queda mirando al contrario en ese momento, sonriendo suavemente intentando mantener la calma, pero podia sentir la frialdad en los ademanes de su hijo en esos momentos

- Estoy bien, me alimenté hace poco

Responde, pero a pesar de esto lo sigue directamente hacia el jardin de aquella mansion

- Es verdad lo que dijo tu padre de que tienes de amante un lobo?

Pregunta, queria saber si aquella informacion era real de la boca de su propio hijo, necesitaba saber mas de Armand, era uno de sus chicos mas misteriosos.

El saber la noticia de su padre borró al instante la ya falsa sonrisa. No era de sorprenderse, pero sí otra alerta que a ese punto no necesitaba. Se alejó del tacto de Argenis y se dio vuelta hacia los cráneos; sus ojos casi desorbitados mirándolos ya sin sentir tranquilidad.

Teatral como era siempre, volvió a colocar su sonriente máscara de calma y se giró hacia él.

—¿Qué clase de anfitrión soy? Vamos al jardín, hace una noche hermosa. ¿Te apetece una copa de sangre fresca? Tengo una acabada de "cosechar".

Rió por lo bajo de su propio "chiste" mientras guiaba a su madre fuera de esa habitación y directo hacia el jardín a través de la lúgubre mansión.

-Tu padre está bien, no necesita ya tanto de mis cuidados, estoy... tomandome este tiempo para re-conectar con ustedes, con mis hijos y a quienes en verdad amo.

Responde, acercandose lentamente, sabiendo que Armand le odiaba de forma profunda.

- Tambien vine a... disculparme... por no haber hecho nada por ustedes, o al menos no hacer lo suficiente...

Alza su mano, acercandola a la mejilla del contrario pero dejandola a cierta distancia, queriendo que fuera el quien aceptara su muestra de afecto.

El único momento de mediana paz que había logrado en esa habitación tan especial para él, se vio interrumpido primero por el anuncio por parte de su sirviente, donde daba entrada a su madre, y luego por éste.

A pesar de que su mirada era un profundo mar dorado de ira y decepción, formó una sonrisa en sus comisuras.

—Mère! ¿A qué debo esta visita? Esperaba que estuviera cuidando de su esposo.

Se alejó de la pared de los cráneos de sus antiguas mascotas para acercarse más a su progenitor, entregándole ahora su atención.

Armand...