« Back to Album · Next »
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
ABs1582147 · M
—¿Por qué no habría de consentirte, mon vilain? Eres de los pocos a quien dedico alguna atención.

Lo guió por su mansión, por el camino que él ya conocía hasta la habitación que le pertenecía al mismo lobo; una enorme, donde podía estar a gusto cuando no quisiera o no se le permitiera estar en la de su dueño.

Al abrir la puerta, sobre la cama había una serie de sogas rojas carmín, una junto a la otra, que representaban correas, ataduras y mordazas. Le dedicó una gran sonrisa.

—¿No se verán muy bonitas en tu piel?
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment