Había momentos en los que le gustaba la sensación de la sangre bajar hasta su cabeza debido a la postura. Toda esa presión bajaba y le ayudaba a pensar mejor, o eso decía.

— Estamos hablando de las flores de Avalon, sus propiedades son como dictan las leyendas Célticas, tienen la capacidad de curar y dar vida. Avalon es la tierra donde no existe la enfermedad ni la muerte, todo enfermo es curado, y los seres malditos no son la excepción, por eso no dudo que pueda servir.

Relató sentándose correctamente, empleaba un tono muy animado, como el de un niño que contaba una verdad, emocionado e inocente.

— No te pondré a pelear por algo tan engañoso como lo es el Grial, porque realmente es un arma de doble filo.

— ¿De verdad cree que se pueda solucionar con eso?

Inquirió, bajando una vez más la vista, pensando en todas las consecuencias que traería su transformación... Para ella dejar la piedra filosofal no era una opción, es lo que le había devuelto la movilidad a sus piernas y no quería otra vez verse como una lisiada.

— ¿Encontrar el santo grial? ¿Se refiere a la guerra santa?

Bajó la mirada y rio con ironía, ¿Realmente la pondría a pelear por el santo grial? Era una idea sumamente loca, sobre todo porque su conocimiento por los servant era casi nula, salvo las pocas cosas que Merlín le llegó a comentar. Pero ahora... ¿De dónde sacaría un servant para lograr esa labor? No tenía ni la más remota idea.

Levantó la mirada para ver a su maestro al escuchar la segunda idea, que era crear una nueva poción, pero... ¿De verdad funcionaría? La última vez que intentó con pociones todo terminó mal, al final su cuerpo, la piedra filosofal y su lado lycan asimilaron la poción volviéndola inservible.

(...)
Se había sentado frente a ella, y para entonces, se levantó de su asiento para recostarse sobre la mesa, al igual que emplear distintas formas de estar en un asiento; en un acto por buscar la mejor postura para llegar a una conclusión.

— Eso nos deja con dos opciones para tratar tu situación, una es hallar el Santo Grial, u otra: que es realizar una nueva poción. Sin embargo, esa poción no solo restringirá los iimpulsos de licantropía,

Explicó mientras se sentaba de cabeza en el sillón cercano.

— Aún no lo he probado, pero... las flores del jardín de Avalon pueden llevarte algunos pétalos, pues les haremos una infusión con otras hierbas que recuerdo. Sólo que necesitaré algo de ayuda en el laboratorio. Infusión con pétalos de Avalon.

Atento escuchaba aquella respuesta, y con mayor razón aquel proceso de naturalización de Aika para volverse totalmente Lycan se había alterado con el uso de aquella piedra filosofal. Llevó su diestra a su barbilla pensando en aquella situación, cosa que le parecía muy lógica, ya que pese a ser un objeto muy poderoso, si no se trataba con cuidado y, sobre todo, ser muy específico en su uso, la piedra podría traer severas consecuencias como la presente.

— Era evidente, al ser una sustancia que influye en la vida, no me extrañaría tal resultado...

Comentó con una suave sonrisa que denotaba confianza, y ¿Cómo no? si bien le había repetido a Flamel muchas veces que depender mucho de aquella piedra no siempre traía buenos resultados. Ahora parecía que debía lidiar con el desastre del alquimista.

— Ciertamente me pones una labor mucho más complicada que la que Arthur me encomendó al volverme consejero real...

— ... El maestro Nicolas y Rayne me entregaron una piedra filosofal para ayudarme con mi... Bueno... ¿Recuerda que estuve inválida cuando conocí a Nick? Pues... La piedra me devolvió el movimiento, pero parece ser que la piedra se fusionó o algo así con el gen de la licantropía, lo que aumentó mis capacidades mucho más de lo habitual en un licántropo. Soy mucho más fuerte que los demás, puedo adaptar dos formas distintas, un simple lobo enorme o la de "mujer lobo" completa, inclusive una híbrida.

Dejó de hablar por un momento y negó con la cabeza.

— No quiero deshacerme de esto, porque me ayudará a proteger a mi familia... Los lycans están cada vez más y más cerca del castillo Blunder, de la casa de mi hermana y mis sobrinos. Como dice usted, se reproducen pronto... Alguien debe proteger a mi familia. Solo quiero controlarlo.

Bajó un poco la mirada, ciertamente le molestaba ser lo que era ahora, pero a su vez le agradaba porque era especial, porque era algo diferente y gracias a la licantropía era mucho más perspicaz, mucho más rápida, fuerte e inteligente, tenía un olfato mucho más desarrollado y un oído muchísimo más agudo, todo eso le ayudaba a ser mucho mejor en su trabajo y destacar. Se sentía fuerte, poderosa y mucho más que ahora no podía sufrir las inclemencias del clima helado, pues su piel siempre estaba "caliente".

— La piedra filosofal no funcionará, maestro, ya que... — Llevó ambas manos al centro de su pecho donde al tocarlo y bajar la mirada, concentró su magia en esa zona, dejando ver un destello rojizo que emanaba por el cuerpo de Aika y bajaba hasta sus piernas, donde mayormente se centraba.

El escuchar la enemistad entre los licántropos y vampiros era un golpe para Aika, quien rio con ironía, sobre todo porque ahora era "enemiga" natural de su hermana menor. Cerró los ojos un momento y cruzó de nueva cuenta sus piernas, dejando la copa de vino sobre la mesilla y luego apoyando ambas manos sobre su regazo; tomaba una postura seria y elegante, donde su espalda estaba firme y recta y su mirar, tras abrirse, se denotaba completamente serio.

— Ese es el problema, maestro. Mi hermana es vampiresa. No quiero que esto le cause problemas, no quiero herirla a ella ni a mis sobrinos que también son vampiros. No quiero matarlos, no quiero herirlos, no quiero que esta maldición cause problemas...

(...) — Exactamente ¿Qué es lo que deseas hacer? ¿Eliminar esta maldición o únicamente controlarla? — Cuestionó antes de poder sugerir algo más.

(...) se propagaría como un virus.

— Algo importante que debemos acotar, primero que nada, es que la Licantropía es, de cierta manera, una maldición necesaria que surgió de la necesidad de combatir a los Hematófagos nocturnos, o sea... los vampiros. — Explicó empleando su más seria expresión. — Prácticamente estás maldita de por vida... — sentenció.

— Las pociones servirán, pero... muchas veces esta maldición resulta muy compleja ya que evoluciona cada instante... mas o menos cada ciclo lunar, por lo que combatirla es un tanto difícil. — Agregó. — Una manera de ayudar es eliminarla por completo, si se usa el Santo Grial, pero es es una labor muy complicada.... otra sería pedir el Codex a Flamel, él mismo tomo que le ayudó a descubrir la formula para la piedra filosofal, o la misma piedra en sí. Pero... ese libro es muy problemático para usar. — Analizó mientras llevaba su diestra a rascar su barbilla.