Ponerle atención fue suficiente para perder la vista, un segundo que ella no vio fue suficiente para dejar que el tercero se desvaneciera.
—Parece que se fue.— Un resoplido le hizo poner de nuevo si atención en el menor, analizando mejor su físico y notando la ausencia de sus pertenencias. —¿Y tu bastón? Deberías tener uno. ¿Y que hacías caminando solo? Es peligroso.
Como buena "hermana" se preocupaba bastante de que el estuviera solo, y eso podía notarse en su voz.
Takame dió un respingo, esa repentina sensación en sus manos que lo alertaron. Rápido llevó la otra en busca de reconocer quién le sujetaba, sus suaves manos, y el repentino aroma de Anzu lo hicieron tranquilizarse. Estaba en buenas manos.
—¡Ah...! Qué alivio, creí que me había perdido —Dijo, sabía que ella podía leer sus labios—, ¿Mi amigo? Pero he venido solo... No sabía que estaba alguien más acá.
Lo irónico es que no escucho ni a uno ni a otro, siguió sumergida en los pensamientos del aroma obtenido. Algo la hizo voltear, ese sentimiento de creer que no estas solo, y es que las manos de Takame ya estaban cerca. Lo miro, y sin decir nada aun, tomó una de sus manos.
—Ya llegaste.— con la vista en el menor, pudo notar la presencia de un tercero. Y como a todo desconocido, lo trato con seriedad. —¿Él es tu amigo, Takame?
