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A1582445 · F
Cruzo los brazos, se notaba a la defensiva incluso con el dinero señalado; la mueca en disgusto y la actitud forzada se hicieron presentes, con un suspiro por demás pesado acepto el trato.
—Pagarás además el instrumental.— Fue su última petición.
Dejo un último vistazo a los alrededores, buscando ojos extras tras alguna esquina, sabía por demás que en medio de la calle, ella corría más riesgo que él en ese momento. Alzo la diestra y solo con dos dedos hizo una seña para que la siguiera, no espero más antes de seguir su paso.
—Andando, chico emoji. Me dirás que necesitas en un lugar más seguro.
—Pagarás además el instrumental.— Fue su última petición.
Dejo un último vistazo a los alrededores, buscando ojos extras tras alguna esquina, sabía por demás que en medio de la calle, ella corría más riesgo que él en ese momento. Alzo la diestra y solo con dos dedos hizo una seña para que la siguiera, no espero más antes de seguir su paso.
—Andando, chico emoji. Me dirás que necesitas en un lugar más seguro.
ZykoArasaka · 26-30, M
Sin dudas no esperaba escuchar la voz ajena de una manera tan fluida. Pero tenía sentido, si era cierto lo que había escuchado, su condición estaba ligada a un incidente durante la guerra. No iba a profundizar en el tema ni a meterse en asuntos personales. Después de todo en su condición, lo menos que quería era provocar un roce o discusión que bien se podían ahorrar.
—Por el dinero no debes preocuparte. —Aseveró y el texto se mostró en pantalla, junto con un comprobante de transferencia predestinada por 50,000 dolares. Sí, tal vez parecía un bribón, pero sabía como conseguir su pasta.
—Sólo, si te pediré que seas discreta. Es la primera vez que busco ayuda con esto... —Puntualizó y culminó el texto con una emoticon de una carita dudosa.
—Por el dinero no debes preocuparte. —Aseveró y el texto se mostró en pantalla, junto con un comprobante de transferencia predestinada por 50,000 dolares. Sí, tal vez parecía un bribón, pero sabía como conseguir su pasta.
—Sólo, si te pediré que seas discreta. Es la primera vez que busco ayuda con esto... —Puntualizó y culminó el texto con una emoticon de una carita dudosa.
A1582445 · F
Sostuvo una lectura ágil a la tableta y a los gestos, mientras más tiempo lo veía más le daba una sensación extraña y de poca confianza, sensaciones ideales para no bajar la guardia. Tomó el suspiro largo antes de volver la vista al sujeto.
—¿Por qué debería involucrarme en un problema ajeno?— era sorda, más podía hablar perfectamente. Ventajas de quedar sorda en una edad tardía.
La azabache no era tonta, entrar en "problemas" por un desconocido no estaba en sus planes a futuro, al menos no sin la motivación económica adecuada y se lo haría saber.
—No luces como alguien que pueda pagarme.
—¿Por qué debería involucrarme en un problema ajeno?— era sorda, más podía hablar perfectamente. Ventajas de quedar sorda en una edad tardía.
La azabache no era tonta, entrar en "problemas" por un desconocido no estaba en sus planes a futuro, al menos no sin la motivación económica adecuada y se lo haría saber.
—No luces como alguien que pueda pagarme.
ZykoArasaka · 26-30, M
<¿Por qué hace esas caras raras? ¡Te estoy saludando tonta! Y mira que no soy el ser más cortés del mundo. > Pensó para sí, mientras obsrevaba los gestos ajenos, además de que miraba con extrañeza sus prendas. ¿Qué acaso nunca había visto un vestuario tan cool? No la iba a culpar.
No obstante, no visitaba a la joven sorda sólo porque sí, según entendía, tenía ciertas facultades médicas y una gran discreción, y justo eso era lo que necesitaba salvaguarda su integridad.
Echó un largo suspiro y extrajo de su bolsillo una tableta digitalizadora. Mostró la misma y mientras hablaba la pantalla convertía sus palabras a texto en tiempo real para que pudiera entenderle. Sí , carajo, no se la iba a pasar haciendo señas.
—Tengo un problema... pero no le puedo contar a nadie. Me dijeron que podía confiar en ti. —Dijo, y el texto se reprodujo en la pantalla.
No obstante, no visitaba a la joven sorda sólo porque sí, según entendía, tenía ciertas facultades médicas y una gran discreción, y justo eso era lo que necesitaba salvaguarda su integridad.
Echó un largo suspiro y extrajo de su bolsillo una tableta digitalizadora. Mostró la misma y mientras hablaba la pantalla convertía sus palabras a texto en tiempo real para que pudiera entenderle. Sí , carajo, no se la iba a pasar haciendo señas.
—Tengo un problema... pero no le puedo contar a nadie. Me dijeron que podía confiar en ti. —Dijo, y el texto se reprodujo en la pantalla.
A1582445 · F
Ciertamente no había puesto atención al ambiente y la poca que había dejado ir era para no chocar y no lastimarse a falta de su oído. Podía verlo todo: los niños jugando, la respiraciones gélidas apareciendo, incluso el murmullo de los hombres conversando. Vista aguda para notar la lenta respiración de la ciudad.
El cambio a su vista fue sorpresivo, el albino ante sus ojos parecía extraño, sin la ropa necesaria para un clima como ese. La ceja arqueada y la diestra acompañando el gesto; le estaba regresando el saludo como él hizo.
El cambio a su vista fue sorpresivo, el albino ante sus ojos parecía extraño, sin la ropa necesaria para un clima como ese. La ceja arqueada y la diestra acompañando el gesto; le estaba regresando el saludo como él hizo.
ZykoArasaka · 26-30, M
¿Lugar? Ni puta idea. ¿El clima? Podía ser ampliamente más favorable. ¿La hora? Ya había perdido cuenta del tiempo esperando. Sólo sabía que el frío le comenzaba a helar los huesos, y ni siquiera se lo ocurrió llevar alguna prenda cálida; tan orgulloso como siempre.
Su compañero mudo, Kenryuu, le habló sobre aquella mujer de actitud peculiar, que al mismo padecía de una sordera aguda que le impedía escuchar cualquier ruido por mínimo que fuera. Seguía sin entender porque la Yakuza se empeñaba en reclutar "bichos rotos", pero tampoco la iba a prejuzgar sin conocer. Después de todo, Ken y Sho eran combatientes de elite aun con sus "limitantes".
No tardo en identificarla en medio de la nieve que grácil se difuminaba junto a la silueta de cabellos cortos y azabahes, que con un abrigo invernal caminaba confusa por la banqueta. Aun no se conocían así que seguro no captó su atención, y a sabiendas de que no le escucharía, buscaría plantarse frente a ella con un sutil saludo de su die
Su compañero mudo, Kenryuu, le habló sobre aquella mujer de actitud peculiar, que al mismo padecía de una sordera aguda que le impedía escuchar cualquier ruido por mínimo que fuera. Seguía sin entender porque la Yakuza se empeñaba en reclutar "bichos rotos", pero tampoco la iba a prejuzgar sin conocer. Después de todo, Ken y Sho eran combatientes de elite aun con sus "limitantes".
No tardo en identificarla en medio de la nieve que grácil se difuminaba junto a la silueta de cabellos cortos y azabahes, que con un abrigo invernal caminaba confusa por la banqueta. Aun no se conocían así que seguro no captó su atención, y a sabiendas de que no le escucharía, buscaría plantarse frente a ella con un sutil saludo de su die
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