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—Le ofrece maní.— Dice Mitsu que te lo diera.

[code]«La vida es incertidumbre, diversión, tristeza, enojo, calma, todo lo que una persona necesita para sentirse vivo. Uno de esos inesperados viajes me trajo aquí, a la ciudad de Berlint, en Ostania. Me es imposible negar el parecido que tiene con algunos estados en USA, pero siendo sincero, el clima aquí es más estable y permisivo»

Una limusina se estacionó justo en la entrada del colegió Edén.

«Edén, el colegio más prestigioso de la ciudad y posiblemente de la región. Los niños salían de él hasta cumplir los 19 años de edad. Aunque no sé si saldrían ya con una carrera... Es posible que sí»

La limusina se movió y dejó a la vista un taxi común y corriente, del cual descendió un hombre de larga y rubia cabellera, delgada silueta y piel blanca. Vestía ropa muy común para su país, unos jeans azules, un par de zapatos tenis de color blanco, una camisa holgada con el logotipo de nirvana y en su brazo izquierdo llevaba sujeta una chamarra de color rojo.
Se giró hacia el taxista y pagó lo que este último había solicitado. Cuando estuvo a punto de cerrar la puerta se acordó que había dejado su mochila en el maletero. Con gritos y gestos cómicos llamó la atención del taxista que estaba por irse.
Todo listo, con la mochila al hombro, la chamarra en el brazo y toda la disposición de comenzar a trabajar se adentró al lugar.[/code]

—¿De verdad? Eso está bien Anya,— (No sé como lo logró, pero al parecer se está haciendo su amiga) Tomaría a la menor en brazos y la cargaría para verle fijamente. —Me alegra que estés haciéndote de muchos amigos, Anya.—

— ¿El segundo?— No conocía el nombre que Anya le había puesto al pequeño Damian. Por lo que solo atinó a sonreír ante la alegría de la menor.

¿Maní y Spy Wars? ¿Quién diablos era Bond? Sonaban como los típicos planes que hacían los niños, algo bastante normal para su edad pero...¿realmente iba a ser tan fácil? Miro a Anya mientras alzaba una ceja y negaba internamente todo guiado por su obstinada actitud.

—Tendrás que ganarte mi confianza si quieres ser mi amiga. Será un camino largo así que deberías rendirte ahora. ¿De verdad crees que vas a ganarme dándome maní? —

Dijo con desdén y escucho la campana del almuerzo por lo que aprovecho la oportunidad para adelantarse y huir. Seguramente unos minutos más lograrían que el terminara rindiéndose ante ella. ¿Dónde estaban los chicos cuando él más los necesitaba?

Realmente habían pasado muchos meses juntos pero él seguía negándose más que él día anterior pero si se ponía a reflexionar, de alguna forma ellos ya parecían amigos. Se encogió de hombros, quizá al estar ambos solos no sentía la presión de los chicos o de la molesta Becky. También había algo que le molestaba y esto era que ella dijera con tanta normalidad que no tenía amigos además de que había escuchado a todos hablar mal de ella por su nueva adquisición, esa stella que todos anhelaban en la clase.
—¿Qué voy a ganar si acepto ser tu amigo?—
Alzo una ceja y procedió a cruzarse de brazos, aunque estaba cediendo un poco aún estaba reacio a aceptar tan fácilmente.
—A veces creo que tu y yo no podemos ser amigos, siempre hay situaciones que no puedo creer. Estás forzándolo demasiado, se que no te agrado.—

Retrocedió por acto reflejo pero sostuvo a su compañera del hombro para que ninguno de los dos cayera. Sus mejillas estaban sonrojadas y no podía mirarla a los ojos, ¿qué era esta sensación que sentía cada vez que la tenía cerca?
—¡Aléjate!—
La soltó esta vez midiendo sus movimiento y respiro profundamente intentando mantener la calma, tenía que mantener su postura pero era realmente difícil con ella siempre mirándole.
—No entiendo tu fijación, incluso Becky me odia, ¿no escuchas a tus amigas?—
Quería entender realmente cual era su afán porque fueran amigos, también se preguntaba si realmente podrían llegar a serlo, a veces simplemente la rechazaba porque esperaba una reacción en ella, no quería admitirlo pero incluso era divertido el modo en el que ahora se llevaban.