—Eh...— De nuevo su poder la metía en problemas. A veces se le olvidaba que no podía decir todo lo que escuchaba en pensamientos ajenos para evitar situaciones incómodas como aquella. —Ah... Anya quisiera tener vestidos de princesa algún día. — Respondió esperando fuese suficiente para eliminar la duda.
-¿Vestidos?- Mira a su alrededor pero no ve ningun vestido. -Ara ¿A cuales vestidos te refieres pequeña?
"Podria ser que ella cree que soy una princesa y quiere un vestido como el mio. No creo que este tipo de ropa sea el adecuado para una niña tan pequeña". Pensaba la mayor.
Anya, ilusionada, se dejó llevar por los pensamientos contrarios que la mostraban utilizando hermosos vestidos de princesa. —Si... princesa Anya... — Respondió aún envuelta en la magia del momento. —¡Anya quiere esos vestidos! — Afirmó emocionada.
-Sonríe al ver la tierna reacción de la niña.- Claro que si princesa Anya. -En su mente pasaban muchas imágenes de la pequeña a quien se imaginaba con diferentes tipos de vestidos de princesa. Le acomoda el pelo y le pone la tiara.-
Que tal? -Seika se imagina que si tuviera una hija con Usagi podría ser como la pequeña que tenia en frente.-
Presenció con intriga y emoción el truco de magia que culminó en la aparición de una tiara hecha a su medida. —¡Wha! La princesa Anya tendrá su tiara, tendrá su tiara. ¿Me la puedes poner?
-Se arrodilla y le muestra las manos para que vea que no tiene nada en estas, luego haciendo unos giros con las manos aparece una tiara a la medida de la niña.- Tengo una para ti.
