—Maní, maní, maní... — Canturreó la pequeña al enterarse de que aún había una bolsa de su tan preciado maní aguardando por ella en casa.

—Ya veo... Pero hay más de comer, y creo que quedó una bolsa de maní en casa.— Entrecerró su mirada mientras que se ponía a pensar en que hacer de comer.

¡Wha!
Pensó al verse de nuevo en aprietos por hablar basándose en lo que escuchaba de los pensamientos ajenos.
—Etto... es que mami dijo antes de irse a trabajar que... que había frijoles para acompañar la comida de hoy y Anya pensó que eso le darías de comer... — Terminó su frase con una sonrisa para verse libre de sospecha.

—¿Quién dijo algo de frijoles?— Levantó una ceja un tanto sorprendido pues no había mencionado eso, por lo que solo se quedó en silencio esperando escuchar la respuesta de la menor.

Hizo un mohín luego de escuchar en los pensamientos de su padre la opción de los frijoles, la cual definitivamente no aceptaría.
—ANYA NO QUIERE FRIJOLES, ELLA QUIERE MANÍ.— Estaba preparada para estallar en llanto si su padre no desistia.

—...— Sabe que esa técnica es casi infalible pero tenía una técnica mejor. —En la casa hay comida...— Le iba a dar frijoles para que se calmara.

Ojos enormes y llorosos activados. Sostuvo la falda de su vestido con sus pequeñas manitas reteniendo las lágrimas. —Anya... Anya se ha esforzado mucho...

—No sé si te lo merezcas.

—M-Mejor vayamos por maní para Anya, ¿Chi?

—Hm...