A1579442

[code]Todo cuento tenia un motivo de existir. Irreal o no, su raza fue detallada en los manuscritos antiguos como aliados del caos, quienes no se preocupan en absoluto por la santidad de la vida, considerando a las razas menores poco más que insectos que deberían ser aplastados con el tacón de la bota si no se les puede encontrar un uso más productivo o divertido (en su mayoría entregados como sacrificios a su Dios: Khaine. Argos cogió camino abajo, se hubiese pasado derecho de no ser por el olor intenso que hace metros atrás lo estaba siguiendo.

Intuyo que había sido descubierto, motivándose a perder tal peste detrás de sus hombros; no era el primero de su especie. Absorbió aire tanto como sus pulmones le permitieron: "¿Un no muerto?" el cual tenia el aroma sangriento corriendo a través de su sistema. Al inicio pensó en perderse de vista, Argos era el tipo de hombre sin interés en formar alianzas con ninguna otra forma de vida ni siquiera su propia raza. Sin embargo eso no fue suficientemente aburrido, aquel ser se le había arrojado encima. Cayo estrepitosamente contra el suelo, apoyo ambas palmas sobre el suelo pero moverse ahora tendría consecuencias fatales. Dejo escapar un suspiro, su paciencia tenia un limite para todo.



No daba explicaciones a quien no las merecía, escapo gracias a su aprendizaje en Lengua Oscura, los conocedores de este lenguaje sabrían el potencial de las runas cuando cantaban un hechizo mágico, Argos a su vez había sido bendecido por el mismo Khaine. Hechizo que le permitió desvanecer el cuerpo físico, cambiando los lugares con quien ahora estaba encima suyo. Antes de que pudiese reaccionar tomo las puntas de aquellas alas, empujándolas hacia atrás pisoteo con la suela de su bota lo que seria la espalda femenina.



Clavo una punzante mirada; la verdad que no sentía pena por otros mucho menos si estos invadían su espacio.[/code]