La unica capaz de robarle su aliento de nuevo hizo de las suyas simplemente por aquel suave tacto que ejerció sobre su rostro, provocando incluso que un ligero suspiro escapara de entre sus labios. Miro fijamente aquel brillante par de ojos celestes mientras dejaba aquella posición inicial sobre la cuál descansaba, deslizando una de sus manos hasta aquella peculiar vestimenta que adornaba su brazo derecho, tocando unicamente con la yema de su indice la punta, confirmando asi que realmente el no era un experto en moda como para entender aquellas vestimentas que solia usar la vastaya.
━━ Entonces tendre que golpearlo, es inevitable.
Claro que sabia a quien se referia, mas en ello radicaba un poco la broma.
Un movimiento rápido de sus manos fue suficiente para retirarse la melena de encima de los hombros, dejando que la cabellera rubia cubra su espalda como si de una cascada de oro fuese. Pronto comienza a girarse media vuelta, por lo que los celestes se enfocan en los opuestos a los del mestizo, a quien recibe con la misma sonrisa, quizá un poco más amplia por ese sentimiento arraigado en su pecho. El único capaz de hacerla sentir como en casa.
Una caminata fue hecha a partir de entonces, lenta y segura en dirección a Sett, y al momento de acortar esa distancia tras unos segundos, cesó su andar una vez se mantiene frente a él. Sus manos se alzan directo al rostro masculino para brindarle caricias, y pronto bajan hacia los pliegues del traje formal.
—A cierto guardaespaldas, es lo único que puedo decirte.
Seguía mirando desde la entrada tanto la espalda parcialmente cubierta por aquellas peculiares colas de fino cristal tanto cómo aquel bello y definido rostro mediante el reflejo del cristal para el cuál posaba en aquel momento. Las palabras dichas por parte de la vastaya le hicieron encogerse de brazos conforme sus antebrazos se cruzaban entre si a la altura de su pecho y su hombro se apoyaba ligeramente sobre la pared mas cercana de si.
━━ No lo sabia en absoluto, ¿A quien pertenecen esos dulces besos? Seguramente esa persona se volveria loca de saberlo.
Delante de un espejo, lo suficientemente grande para ver a detalle parte de su outfit, maquillaje, que su cabello estuviese perfecto, y la cola de cristal fragmentado sólo serpentea de lado a lado con naturalidad, pero escuchar la voz de Sett a sus espaldas fue suficiente para ella. Sus ojos se posaron en el reflejo del mestizo, a quien dedicó una sonrisa tenue conforme escucha sus palabras.
—¿Sabes cuando lanzo siempre un beso a la cámara? Como parte del show, del momento coqueto de la noche. ¿Sabes que esos besos tienen nombre?
