-Se había mostrado un tanto incómoda al principio por el brazo, no tenía la costumbre a que le abrazaran, ni siquiera que la tocaran, pero intentaba dejarlo pasar al ser una persona que ya conocía un poco.- ¿Qué lugar es? -Respondió a la invitación del dios, poniendo un gesto de curiosidad, pero ya sin la amplia sonrisa que ahora se había vuelto un poco más pequeña y apenas visible.-

¡Oye! no vuelvas a reprimir tu sonrisa Arce –Paso su brazo por los hombros de la contraria, siendo cuidadoso de no lastimarla al mismo tiempo esbozando una sonrisa ladina–

Ya aprenderás pero bien, vamos a mi lugar favorito.

-La risa se le había contagiado, aunque no tan sonora como la contraria. Incluso ocultó con su brazo su sonrisa antes de poder asentir por la pregunta que el dios le había hecho.- Claro, no tengo mucho por hacer y estoy un tanto aburrida. ¿Por qué preguntas? -Arqueó una ceja y relajó sus brazos y piernas para sentarse con éstas estiradas hacia el frente y recargándose son sus manos reclinándose hacia atrás.-

Muy cierto, pero también creo que se debe a que mi pobre madre no soporta estar con Hades aquí abajo por mucho tiempo.–soltó una risa sonora incomodando a los sirvientes, se encogió de hombros divertido, tomando una vez más de su copa de vino–

¿Estas en condiciones de hacer algo divertido, Arcy?

-Hizo una mueca con sus labios, como si estuviera de acuerdo en que la celebración fuera más personal. Su atención se fue después a lo referido a la Reina de Inframundo, por lo que parpadeó algunas veces antes de poder replicarle alguna respuesta.- Tal vez quiera pasar un tiempo contigo. Eres su hijo, creo que los padres siempre piden tiempo de calidad con su familia, en especial a sus "niños". -Procuraba no trabar sus palabras, hablar de una "familia" no era común en su vocabulario, ni siquiera teniendo en cuenta que tenía a su hermana.-

–Tenía razón no muchos dioses estarían de acuerdo con la celebración para Arce y hacerla podría ser considerada una traición, pero ya habían pasado eones, era el momento de olvidar. –

Mantendremos la fiesta íntima para tu comodidad. Así es, mi madre quería hablarme de algo aún no se que sea.–dijo con tono despreocupado–

-Soltó una risa por aquella propuesta de celebración. No estaba costumbrada a las reuniones, en especial si se tenía que celebrar algo que fuera por y para ella. Aceptó el vino, a pesar de todo era lo único que había probado como tal desde su salida.- ¿Celebrar que ahora soy libre? No sé si muchos estén de acuerdo con eso, Diony, recuerda la razón por la que estuve encerrada. -Se abrazó a sus propias piernas, logrando una posición un tanto más cómoda para continuar con la plática de alguna forma.- Creí que estaría en el Olimpo con los demás, ¿viniste a visitar a Perséfone?

No se puede negar tu naturaleza por mucho tiempo Arcy.–Dionisio ignoraba la participación de su madre Persephone en la liberación de los titanes, le preguntaría luego por el tema. Tomo asiento a un lado de ella ofreciendo un poco de vino– Tu salida merece celebración.

-Su liberación de Tártaro parecía aún sin creerse en su cabeza, como un cuento fantástico que solo un niño podría creer. Desde entonces se la pasaba paseando, no era tan requerida aún por parte de Perséfone o los demás Titanes, así que se daba el lujo de caminar, conocer, volver a adaptarse. Fue así como terminó recostada sobre algún jardín, con el semblante relajado, asimilando su mera existencia hasta que escuchó la voz de un conocido, Dionisio. Reaccionó casi de inmediato y enderezó su cuerpo para quedar sentada al verle.- Dio, igual me alegra verte. ¿Bebiendo otra vez? Creo que ya desquitaste aquel día que pasaste sobrio

–Dionysus tenía el permiso de su madre, Persephone para visitar el tétrico inframundo. A veces, deseaba perderse por el lugar danzando y con una copa de vino en su mano. Era común verlo festejando sin razón aparente tratando de darle más vida al lugar.– ¡Arce! hic Es un deleite verte de nuevo. hic