— P-pero... —Se quedó ahí en el agua, dejando que medio cuerpo se asomara fuera de la misma, sonrojada, nerviosa, ansiosa— Eres tú quién me deja sin habla... O hace que hable de más. ¿Disfrutas robarte mis pensamientos? —
— ¿Cómo puedes decir eso con tanta naturalidad, eh? — Sintió un vuelco a su corazón. De algún modo armado del valor que tenía se aproximó a ella, restando la completa importancia a mojar sus prendas una vez más por verle de cerca. — Dices, eres lindo, después que te gusto e intentas que me quede sin habla al expresarme todo eso. —
Se notó la sonrisita en sus ojos, aunque estuviera aún dentro del agua. Nunca había sentido vergüenza de su ropa, típica del pueblo marino, pero de pronto tuvo la urgencia de buscar algo que echarse encima para salir por completo del agua— Tú eres lindo... Bueno, no lindo, me gustas, es que eres guapo, pero no es que te quiera... —
Bufó con una sonrisa — ¿Bromeas?— Repuso, una vez la vio acercarse. No se alejó, ni siquiera por la sensación de nerviosismo que se asomaba de forma depredadora en su interior. — No hay nadie más, linda que tú… y,— ¿Por qué? ¿Por que no podía mantenerse callado un momento?
Se notó, aún bajo el agua, que tenía una sonrisa de oreja a oreja. Nadó un poco más cerca, dejando salir su rostro del agua, hasta sus hombros. — ¿Crees que soy linda, Jim? —
Sacudió la cabeza lado a lado, apretó sus párpados y volvió en sí. — No, no es.. es que la luz.. y te ves.. muy linda.— Mala excusa. Era evidente que había quedado embelesado por la escena tan perfecta, tanto que sus pensamientos saltaron a su boca y fue lo que había salido hace un momento.
