Movió con suavidad el rostro para verle, aunque en su cerebro solo se escuchó un sonido de bla bla bla, no le prestó atención, ¡Y ni siquiera se molestó en disimular lo anterior! Lo único que deseaba era que él se fuera para poder devorar su comida, quizá, le duraría dos días, a lo mucho. — Ah sí si, ¿que si te engorda qué? Me perdí, esto, como sea que te vaya bien. — Le dió la espalda, y ni le importó despedirlo adecuadamente, simplemente tomó una de las cajas y comenzó a jalar la misma a su pequeña guarida. (?)

[code]Ya. —acortó distancia entre ambos y la tomó por el mentón para obligarla a verlo. Su mirada se centró únicamente en los ojos, apreciando ese tono vivaz que mantenían, pero sobre todo para ver como cambiaba de expresión por lo que ideó.— [b]Si puedes ser como desees, entonces también puedes ser gorda. Así que técnicamente engordarás. [/b]—disfrutó de ese breve momento, alejándose un par de pasos tras su victoria. [/code]

— ¿Engordar? — Su vocabulario ni registraba dicha palabra, pues, su especie era voraz y llegada a conocer como los insaciables, los que siempre cazan, los que viven en la guerra. — Nhó, esas cosas son para mujercitas mortales, yo no engordo por que yo puedo ser como yo lo desee. ~ — Beauty vlogger' consejos jamás revelados. (?)

[code]¿Políticas? Yo diría que son idioteces. La humanidad es hipócrita, lagartija. No te comas la cabeza intentando de entendernos porque ni nosotros nos entendemos. —dio una profunda calada al tabaco, observando como el agraciado rostro del alíen dibujaba una sonrisa. Siempre le impresionaba que mostrara ese tipo de reacciones por algo tan simple, pero no se metería en ese tema.— A este paso, terminarás engordando... —se quedó en silencio, meditando sobre ese detalle, después de unos segundos continuó.— ¿Acaso engordas? [/code]

— Ustedes y sus políticas raras. No me interesa de dónde venga la comida en tanto esté fresca y no tenga que mover ni un dedo para conseguirla. — La sociedad no permitía que un ser como ella fuese aceptado de una forma apacible, por lo que, esto le forzó a relacionarse con otro tipo de personas, personas que sí pusieran permitirle comer como era debido. — Ohhh, comida deliciosa~ — Sus mirada se clavó en dicha caja, acariciando la superficie de esta como en un extraño deseo, la imagen podría verse extraña, ya que ella gustaba de adoptar formas aparentemente inofensivas.

[code]Por supuesto que traigo comida. —a sus espaldas, yacían varias cajas negras que no despedían ningún aroma. Dio media vuelta y se inclinó para tomar una. La jaló con un poco de fuerza para colocarla cerca de la criatura que se disfrazaba como una inocente niña.— Desaparecer los cadáveres contigo es de lo más económico. Además de que hago una buena acción alimentando a una pobre criatura en desgracia. —como siempre, su voz iba impregnada de sarcasmo.[/code]

— Me gusta jugar con mi comida, almas, o como quieras llamarles, aunque aún no se porqué no puedo comerlos, no a todos, sus políticas son extrañas. — Estaría acostumbrada a dichas intromisiones, no era primera vez que cruzaban palabras. Bajó el celular y se giró para verle mejor. — ¿Tienes comida?... Nada de entrar aquí sin traer algo para mi. — Lo exigió, como la alienígena que era pocas cosas le asustaban.

[code][b]Pero imagino que jugar con las vidas humanas es aún más divertido, ¿no es así?[/b] —irrumpió en el lugar con sus palabras. La zurda del azabache sostenía un cigarrillo, del cual daba varias caladas en espera de una respuesta. [/code]