—Claro —Akemi fingió creerle y asintió efusivamente con la cabeza. Conocía a Jin, lo había conocido en vidas pasadas, desde el inicio de todo... Y él siempre había estado locamente enamorado de ella, hasta su último respiro. No sería diferente en esa ocasión, ni nunca. Estaban condenados a repetir patrones y a seguir ese enfermo juego hasta el fin de los tiempos—. ¿Quieres tomar un café? El frío es intenso —zanjar el tema y dejarlo pensando en ello era la mejor de las estrategias. No se necesitaba de demasiada sal para hacer escocer una herida.

Y en efecto, aún por dentro existe el luto de lo que alguna vez había sido, no es para poco llegar a ese punto después de todo, se trataba de una relación, y como naturalmente pasaba una maraña de emociones se hacían una sola en su cabeza; el tal vez, el porque, la culpa y el enojo mezclados como una sola. Pero Jin no era exactamente del tipo de persona que exponía sus sentimientos, para si mismo la madurez conllevaba a simplemente saber ignorarlos

Con esa falsa seguridad dio un simple trago de su envase de café, aspiró profundo mientras la escuchaba y en esto asintió con la cabeza

—La verdad no lo creo. Además sabes, soy muy orgulloso como para regresar al mismo lugar del que salí — Miente descaradamente

"Mentiroso", pensó. Akemi sonrió y negó muy levemente con la cabeza. Jin podía decir lo que quisiera sobre su romance roto, pero este estaba más vivo que nunca; ante ella no se podían esconder cosas como esa, pues despedía una molesta luz de su cuerpo y no existía gota alguna de desamor ahí. Se notaba que tenía esperanza y que no había llegado a la etapa de la desesperación... Aún.

—Creí que era lo que los amigos preguntan regularmente —colocó su fachada de buena y devota amiga y puso su diestra sobre el brazo del hombre para poder presionarlo suavemente como muestra de cariño—. Lo lamento mucho. Apuesto a que todavía esperas a que vuelvan, ¿eh? No te preocupes, seguro así será.

—Ah, no tardaste en preguntar por ella

Una risa emergió de su boca en ese momento, era una simple salida entre dos amigos nada más, habían acordado pasar la tarde para desestresarse de un ajetreado día. La pregunta más que incomodidad me causaba gracia en verdad

—Fue lindo… al menos mientras estuvo vivo

—Te sorprendería lo experimentada que soy en ese campo. No debes preocuparte por mí. Cuentame de tu prometida, mejor. ¿O ex?

—O una maldición; las ideas que acumulas en la mente pueden podrirse ¿te lo han dicho?

—Yo siempre pienso demasiado. ¿No lo sabías? Es mi don.

—No crees que estás pensando demasiado?