La escucho y se sorprendió ligeramente. Ella realmente decía lo que él ya intuía. Ahora mismo sentía un poco de miedo porque al parecer comenzaba a ser consciente de ella, la conocía bien a pesar de que esa no fuera la intención. No debía meterse tanto con ella, no debía recordarla porque seguramente cuando todo terminara él se iría lejos y jamás volvería a saber de ella.

-El cerezo...me alegra tener alguien que disfrute tanto este clima como yo. Para otros en mi clase es malo el invierno pero a mi me gusta. Casi no lo siento pero si puedo ver todo lo que trae esta estación. De pequeño siempre veía la nieve por mi ventana y...- La imagen de un pequeño que era abusado vino a su mente, era el mismo que solo encontraba felicidad al ver la nieve o las hojas de cerezo caer a través de una pequeña ventana donde estaba cautivo.

-Como sea...el jugo. Dijiste que lo compraste para mi. Estoy ansioso por probar lo que mi Kohai a traído para mi.-