No hubo respuesta instantánea, sólo una risa que se perdió al viento, ese que acariciaba su cuerpo desnudo. Estiraba sus brazos a ojos cerrados, olvidándose del resto del mundo, sólo estaban él, ella y el perro que andaba a la distancia; entonces se giró, sonriéndole con gracia, inmutable por su desnudez al andar hacía él, sólo con una pashmina translucida atada a su cintura— ¿No te gusta? —la pregunta fue ambigua con respecto a que se refería: A su desnudez o al sitio. Así que rió una vez más al sentarse junto a él, su vaso ya estaba servido, así que lo tomó para darle un buen trago antes de extenderse con su mano sobre el abdomen de Andi hasta su pecho en una caricia continúa tras dejar el vaso a un lado— Quería salir por un rato de todo, olvidarnos de todo y todos... Ir a un sitio donde nadie pueda encontrarnos, donde a nadie le importe quienes somos. —decía en calma, agachándose para besar por encima del pectoral de Andi, justo sobre las líneas de tinta en su piel.