Se sorprendió en demasía al ver que lo doblegaba de esa manera. — ¡Jamil espera! ¡¿Por qué rayos eres tan fuerte?! ¡Nooo... espera! — De nada serviría que le pidiera algo de tiempo, el rostro de Jamil tenía la imagen clara de la decisión asi que tuvo que resignarse y dejar que le quitara la ropa. Su rostro estaba completamente inundado en un rojo vívido, aún no podía acostumbrarse completamente a estas situaciones. No había malicia en los ojos de Jamil, entonces... ¿por que él tenía que avergonzarse o pensar mal? Para evitar que Jamil se percatara solo cerro los ojos con fuerza tratando de relajarse y ocultar el rubor que ya ocupaba gran parte de su rostro.