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SadaAbe · 22-25, F
Las manos le quemaban por tocar al ave, pero ponderando su calma sobre la propia curiosidad, llevó ambas tras la espalda y sólo buscó un buen ángulo desde el cual contemplar al pato. La fascinación era evidente por cómo sonreía. — Chō kawaii né... ¡Es precioso! Y dócil... ¿Será que era mascota de alguien? Hay que investigar qué comen... ¿Y si lo llevamos al veterinario?
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