-Las llamas se extinguieron para su infortunio y eso, en adición a sus palabras, trajo consigo una burlesca carcajada que no demoró en encubrir con su zurda. Dejándole partir, no sin antes ser ahora la anfitriona de un escenario cubierto por un aire espeso, difuso y sofocante. Cada rincón era consumido por la Niebla Negra, y dentro de esa oscuridad, su silueta demoníaca apenas se distinguía por el zigzagueo de su cola junto a esos ojos que resaltaban como dos rubíes relumbrando en la noche.-

Ve con cuidado, "Enzo". Estas no son tus tierras. ~
A cada paso, tu vida se acorta más.

-Como un susurro en el ambiente, aquello último disipó toda la neblina de un ventarrón, tan fuerte que las hojas se remecieron y sólo el crujido de sus ramas le despidieron. La Niebla se había ido con ella, y el lugar finalmente descansó otra vez.-