Por las venas de ese ser no corría sangre de dragón era como ver comida de utileria. Se cruzo de brazos inconforme, su cabeza se inclino un poco hacia la derecha, contemplando el escenario.

-¿De verdad pretendes que Su majestad, princesa de Eirween inicie una cacería a un falso dragón? Eres demasiado grosero.

Sin más corrió hacía él sin restringir su velocidad para montar su lomo y aferrarse de sus escamas.

- No te ofendas, pero tu sangre no sabrá igual. Mejor llévame a donde encontremos dragones blancos de verdad- Dio unas palmaditas sobre su piel indicándole que podía iniciar el vuelo- Quiero un delicioso dragón blanco pura sangre.