El auto arranca, pero antes de estar demaciado lejos, grito por la ventanilla.

-Por el amor a dios, cuidala como una tetera de oro!!-

Me quedo toda preocupada en el auto, imaginando a la niña regresar donde su madre con una pierna de madera o sin dos dedos. Me tomo de la frente con una mano, sintiendo que la náusea sube.

-No..no..debo tener fé en las capacidades de ese hombre. Daris, como supiste donde encontrarnos?-
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